Misticismo

Según la teología, la ascética ejercita al espíritu para la perfección, a manera de una propedéutica (etapa de preparación) para la mística, mediante dos vías o métodos: la purgativa y la iluminativa, mientras que la mística, a la cual solo pueden acceder unos pocos, añade a un alma perfeccionada por la gracia divina o por el ejercicio ascético la experiencia de la unión directa y momentánea con Dios, que solo se consigue por la vía unitiva, mediante un tipo de experiencias denominadas visiones o éxtasis místicos, de los que son propios una plenitud y conocimiento tales que son repetidamente caracterizados como inefables por quienes acceden a ellos.

El misticismo está generalmente relacionado con la santidad (Rudolf Otto en su obra Das Heilige, "Lo santo", 1917, lo denomina "lo numinoso": una «experiencia no racional y no sensorial o un presentimiento cuyo centro principal e inmediato está fuera de la identidad»).

El misticismo, común a las tres grandes religiones monoteístas, pero no restringido a ellas (hubo también una mística pagana, por ejemplo), pretende salvar ese abismo que separa al hombre de la divinidad para reunificarlos y acabar con la alienación que produce una realidad considerada injusta, para traer, en términos cristianos, el Reino de los Cielos a la Tierra.

Lo que Michel Hulin denomina "mística salvaje" (La mystique sauvage, París: PUF, 1993) es un tipo de «experiencia mística espontánea», al margen de la hierofanía religiosa y de sistemas muy elaborados de creencias e ideas, aun cuando puede identificarse con ella, producida por revelaciones que se hace a sí mismo el ser humano, provocadas por el contacto con la naturaleza genuina o alguna vez utilizando sustancias psicotrópicas como el LSD u hongos alucinógenos como el cornezuelo de centeno en culturas animistas en las cuales no hay religión, puesto que vida y naturaleza son para ellas la religión.

Si bien, Hulin considera que el acceso a lo divino por medio de las drogas es una trampa y no la verdadera mística.

En este sentido el misticismo puede considerarse un fenómeno psicológico extraordinario, pero al que se puede acceder de una manera natural.

Estas religiones mantenían un politeísmo conectado en gran medida con fuerzas de la naturaleza (animismo) que deificaban todo lo viviente o activo.

Se han encontrado vasijas de procedencia celta con personajes en posturas yógicas, que con toda probabilidad representan a sacerdotes.

[1]​ El filósofo neoplatónico Plotino (s. III d. C.) nacido en Egipto, representa una mística natural, que, no obstante, describe el éxtasis con «una perfección tal que ha sido después imitada por los místicos cristianos» quienes siguieron sus mismas fórmulas.

Existen los precedentes medievales de Raimundo Lulio, que marca fuertemente la tradición española con el contacto de la cultura árabe y la mística sufí, y con la tradición semítica de la cábala (en España se compiló su libro más importante, el Zohar, y muchos escritores sefardíes emigrados ampliaron las enseñanzas cabalísticas, como por ejemplo Moisés Cordovero o Isaac Luria).

y tan alta vida espero que muero porque no muero.Como corriente literaria, utiliza la creación de obras escritas como medio para expresar la religiosidad y lo que supone para sus autores la unión del alma con Dios, reservada a muy pocos elegidos.

En la mística austriaca destaca la figura de Agnes Blannbekin, famosa por sus controvertidas visiones.

La ascética y mística sufí o sufismo se explica a sí misma como una vía que parte esencialmente del ejemplo establecido por el profeta del islam, el profeta Mahoma, y por gente de entre sus Compañeros dedicados intensamente a la oración y el desapego, conocidos algunos de ellos como Ahl as Suffa o la Gente del Banco.

El sufismo alcanzó su exposición doctrinal ortodoxa más lograda en la obra de Al-Ghazali (Algacel).

Este fenómeno es considerado espiritualidad New Age; sin embargo, los sheijs de las tariqas tradicionales rechazan esta aproximación.

La principal corriente mística hebrea (que no debe confundirse con el judaísmo ortodoxo propiamente dicho) se inspira en las visiones del profeta Ezequiel y se denomina cábala (también qabbalá, del hebreo קבלה qabbalá, «recepción», o más popularmente aceptado como «tradición») y se produjo y difundió fundamentalmente durante la Alta Edad Media hasta alcanzar su esplendor con la aparición del זהר Zóhar en la península ibérica en el siglo XIII y las posteriores interpretaciones jasídicas.

Desde entonces, muchos estudiosos judíos de Occidente han rehuido las discusiones teológicas que pudieran revivir el pensamiento místico.

Así quedaron en el olvido valiosos manuscritos cabalísticos y las discusiones e interpretaciones que sobre ellos hacían los místicos judíos.

Estas diez esferas constituyen los distintos aspectos de Dios mediante los cuales este se automanifiesta.

Hay varios métodos, incluyendo mantras (recitaciones) y una meditación sobre la realidad o con ayuda de un mandala.

Con frecuencia el monje budista zen recurre a algunos ejercicios denominados kōans o problemas o cuestiones tan irresolubles cómo fáciles de resolver que sirven para desintegrar la apariencia lógica de la realidad.

También se ha usado como explicación científica por investigadores e historiadores del misticismo el que algunas visiones podrían haber sido provocadas por una intoxicación debida al hongo conocido como cornezuelo de centeno, potente psicotrópico.

Liber Divinorum Operum , o el hombre universal de santa Hildegarda de Bingen , 1185 (copia del siglo XIII ).
Santa Teresa de Jesús , una de las mayores exponentes del misticismo en el cristianismo.
Portarretrato de San Juan de la Cruz .
Portada de la primera edición del Zohar , Mantua, 1558 (Biblioteca del Congreso, Washington).
El Árbol de la vida .
Mandala del Buda Sakyamuni , pintura tibetana .