Es paraje muy arbolado, remoto y casi inaccesible.
Allí se establecieron tres frailes carmelitas que construyeron las primeras ermitas con piedras y ramas el 17 de agosto de 1592.
El Desierto de Bolarque empezó a ser conocido como lugar de retiro y ya entrado el siglo XVII se levantó un convento carmelita de mayor capacidad, con capilla, claustro, celdas, refectorio y biblioteca.
A sus alrededores se fueron agregando ermitas, de manera que allí existen actualmente los restos más o menos conservados de más de treinta donde iban a retirarse los religiosos para meditar, como una pequeña Tebaida en tierra castellana.
[1] Para llegar al Desierto es lo mejor adentrarse por la finca privada de La Pinada y por un camino hasta el barranco del Rubial para seguir por la antigua senda de los frailes.