Teología negativa

De acuerdo a la teología negativa, para el intelecto humano sólo es posible aprender lo que Dios no sería, mientras que la comprensión real de la divinidad es imposible, aún de manera fragmentaria, porque trasciende la realidad física y las habilidades cognitivas humanas.

Para esta vía, Dios es incognoscible e incomprensible; lo que conocemos y comprendemos nunca es lo divino, sino una entidad finita.

La teología negativa o vía negativa, como forma de expresar lo inefable, se inicia en el neoplatonismo pagano mediante Plotino y la filosofía patrística cristiana con Clemente de Alejandría (siglo III); su desarrollo continúa en la obra San Agustín (siglo V) y, sobre todo, en los escritos del Pseudo Dionisio (siglo V).

En palabras del Pseudo Dionisio, cuando la mente ha desnudado su idea de Dios de los modos humanos de pensamiento, penetra en la "oscuridad del no-saber", en la cual "renuncia a toda aprehensión del entendimiento y se entrega a lo que es totalmente intangible e invisible... unida a Aquel que es totalmente incognoscible."

Esta hipótesis propone exactamente lo contrario del catafatismo, que es la teología afirmativa, la cual ofrece la posibilidad de conocer a Dios a través del uso de la razón y el intelecto.