Teresa de Cartagena
[3] Hoy en día se considera su obra como contribución hecha bajo un sentido autorial pleno, desde el conocimiento de fuentes que exigía la época a la par que con la creatividad de cualquier autor del período.Parece ser que Pablo convenció a su hermano para que se convirtiera también al cristianismo y, éste adoptó el nombre de Alvar García de Santa María.Su hermano, Pedro de Cartagena, sobresalió sobre todo en el campo militar.De este ambiente familiar se podría deducir que Teresa tuvo acceso a la educación.Por tanto, la vocación religiosa habría aparecido después, quizás como causa de una revelación o crisis espiritual, como puede interpretarse por sus textos.Tuvo relación con los franciscanos, por ejemplo, hay una referencia a San Francisco de Asís en el primer tratado: “Del muy glorioso padre nuestro Sant françisco que como duputados a negoçiaçiones mundanas […] (f.32v, p.81).[9] Sin embargo, estudiosos como Quispe-Agnoli han percibido que en el segundo tratado de Teresa “la predominante presencia del pensamiento agustiniano con tendencias platónicas”[10] llama la atención ya que se ha relacionando con los ideales de la Orden seráfica.[17] De 1449 también se conserva otra petición del obispo de Burgos solicitando, en este caso, que una vez su sobrina hubiera cumplido los veinticinco años, pudiera ser elegida como priora o abadesa.[21] Como norma general se trata de un colectivo educado e instruido, por lo que es muy común encontrar conversos en el clero.[22] En la Edad Media, la educación estaba al alcance de pocos y solo varones.Por esto se afirma que la mujer medieval escribe con un estilo diferente al hombre.[20] En muchas ocasiones saben leer vernáculo, que en este caso sería el castellano, sin embargo, se cree que Teresa de Cartagena podría haber estudiado latín por su condición de monja.[20] A pesar de que se la considera la primera escritora en prosa castellana, es muy probable que no haya sido la única; no obstante, solamente se ha conservado su obra.[20] Asimismo, también hay autores en la península cuyos escritos inspiran del mismo modo a la escritora.A su vez, es también y sobre todo, una autobiografía ya que explica su propia experiencia con el sufrimiento para que el lector pueda sacar beneficio espiritual y aprenda de ello.Teresa se presenta ella misma como una personalidad que llena el hueco santoral de santas sordas.La recepción de este tratado causó asombro y confusión entre sus contemporáneos, que pusieron en cuestión su autoría, por haber sido escrita por una mujer, y hasta la acusaron de plagio.Por esto, Teresa de Cartagena, a modo de defensa, decidió escribir un segundo tratado apologético que tituló Admiraçión operum Dey como respuesta firme a las acusaciones recibidas.Teresa de Cartagena definió esta obra como un tratado de consuelo espiritual cuyo objetivo era ayudar y acompañar, mediante la escritura, a aquellas personas enfermas que, como ella, ya no podían ser tratadas por la ciencia.Según los historiadores, fue dirigida a Juana de Mendoza, esposa de Gómez Manrique, poeta y prominente figura política en su tiempo, pero aunque en la Arboleda se dirige a una "virtuosa señora", que puede ser Juana de Mendoza, todo parece indicar que el texto se enfoca a una audiencia femenina más extensa.Además, en su caso, el aislamiento al que se vio abocada como consecuencia de su dolencia auditiva fueron los factores que motivaron la escritura de esta obra, pues la plasmación y alusión del “yo” y de las vivencias propias son una constante en la construcción del texto: “que oy son veynte años que este freno ya dicho començó a costreñir la haz de mis vanidades!”[33]Si he tanto tardado de lo encomendar a la obra, no vos debéis maravillar, ca mucho es encogida la voluntad cuando la disposición de la persona no concierta con ella, antes aún la impide y contrasta […].E aun con todo esto ya sería pagada esta debda que por mi palabra soy debdora si la soledad mí[a] se contentase con solos mis corporales afanes y no me causase compañía secreta e dañosa llena de interiores combates y espirituales peligros con muchedumbre de vanos e variables pensamientos[35].En la obra, Teresa de Cartagena defiende la capacidad intelectual de la mujer para leer, escribir y pensar igual que pueden hacerlo los hombres, pero aludiendo siempre a la omnipotencia de Dios como base.Además se basa en casos precedentes al aludir a varias historias y personajes bíblicos, como la heroica Judith.Es decir, manteniendo siempre la ortodoxia a su favor, fundamenta la idea de que la inferioridad femenina puede ser remitida si Dios lo decide.Teresa de Cartagena recurre al uso de escenas bíblicas como el Génesis[40] para defender que Dios creó al hombre y a la mujer con diferencias complementarias y necesarias, ya que cada sexo tiene una función relevante que desempeñar;[36] por ejemplo, a la mujer se le dan mejor las empresas intelectuales que las militares, siempre y cuando la voluntad divina así lo disponga:De ser la henbra ayudadora del varón, leémoslo en el Génesy, que después que Dios ovo formado del onbre del llimo de la tierra e ovo yspirado en él espíritu de vida, dixo: "No es bueno que sea el onbre solo; hagámosle adjutorio semejante a él".E bien se podría aquí arguir quál es de mayor vigor, el ayudado o el ayudador: ya vedes lo que a esto responde la razón […].Además dentro de la obra hay glosadas y comentadas varias partes de la Biblia, interpretando los salmos en el marco de la inclinación humana hacia el pecado llevada a causa del deseo, relaciona los salmos con su estado personal y elabora doctrinalmente una explicación basándose en sus conocimientos y experiencias.Muchos de ellos no estaban dispuestos a aceptar que una pobre monja sorda pudiese escribir con conocimiento, con autoridad y con persuasión sobre materias de naturaleza religiosa y teológica.Su libro es el primero conocido en lengua castellana participando en la Querella de las Mujeres.