Juana de Valois, reina de Navarra

[9]​ Tales promesas no se hicieron efectivas y serían, a futuro, objeto de reivindicaciones por parte del monarca navarro.

Sin embargo, resultaría insuficiente cuando estalle el conflicto (1356) y las tres reinas se vean sitiadas en Melun por los soldados de Du Guesclin.

Carlos tenía autorización para retomar su vida matrimonial junto a su esposa.

Aunque Juana había ejercido, junto a las reinas viudas, una labor mediadora importante en los conflictos y tratados firmados por su marido, por un lado, y por su padre y por su hermano, por otro, no debía gozar aún de la confianza del monarca navarro receloso de que hubiera estado demasiado influenciada durante su estancia con ellas.

Junto a su mujer permanecieron los hermanos de Carlos, Felipe y Blanca.

En el testamento que Carlos II había redactado en 1361 se transmitía incluso cierta desconfianza hacia su esposa cuando prefirió el rey navarro dejar a su hijo primogénito bajo la custodia de su hermana, la reina viuda Blanca.

[19]​[20]​ Los tres fueron hasta Tours vía Chartres, y desde allí continuó Juana su viaje acompañada del tesorero y Jean de Crèvecoeur, mayordomo del rey, enviado por el rey desde Navarra para organizar este viaje.

Su primera estancia en Navarra se mantuvo en segundo plano tras Carlos II, sin mayor protagonismo político alguno, dedicada a la familia y alumbrando a dos nuevos hijos de Carlos: Felipe, (noviembre de 1363), que fallecó prematuramente, y María (c. 1365).

Sin embargo, no hay constancia documental sobre la ampliación del plazo concedido para el pago del tributo pendiente, y durante los cuatro años siguientes el asunto quedó silenciado.

Desde allí Juana continuó hasta Pamplona mientras Carlos se dirigía hacia Guyena.

[25]​ En estos años fueron naciendo tres hijas más: Blanca (1368), Juana (1370) y Bona (1372).

[17]​ Juana que paulatinamente se había ganado la confianza del monarca navarro.

En San Adrián, junto al Ebro, su castillo era una plaza muy importantes en la custodia de la frontera con Castilla; sus habitantes habían perdido todo y los puentes de la ciudad se habían destruidos.

Su preocupación se fijaba en evitar que el reino volviera a ser escenario de abusos.

La reina nombró dos comisionados para resolver este conflicto, pero en febrero de 1370 la oposición no había cesado y sus actores estaban haciendo «muchas baratas e cautelas».

Una cosa era desobedecer las órdenes dadas por la reina y otra provocar a Inglaterra, cuyo apoyo Carlos II buscaba en Cherburgo.

El primero se había declarado abiertamente en contra del pago de ayudas.

La decidida actuación de la reina con efectiva gravedad les hicieron entrar en razón.

[38]​ Los historiadores José Goñi Gaztambide y José María Lacarra, respectivamente, explican cómo se precipitaron los acontecimientos y los cambios: «Las Cortes reunidas en Pamplona hacia el 4 de marzo de 1373 habían acordado conceder al rey una ayuda extraordinaria de 50.000 libras para armar 3.000 hombres.» Sobre el pueblo llano recaían veinte mil libras.

García Sanchiz de Ibilceta fue destituido del cargo de tesorero del reino; se mandó abrir expediente contra el obispo y el deán, don Juan Cruzat, y ambos buscaron la salvación en la fuga.

El obispo, Bernart Folcaut, llegó a Aviñón, donde fue acogido en la corte papal, y ya no volvió a su diócesis; el deán fue alcanzado y muerto cerca de Logroño.

[40]​ Con ello, además, dejaba claro que no se había quebrantado su confianza en ella tras los cambios y acontecimientos acaecidos sobre sus consejeros tras su vuelta a Navarra.

La causa se atribuyó a un síncope que le dio mientras tomaba un baño y estando mal atendida, según se desprende de la autopsia realizada tras su extraña muerte para disipar rumores sobre otras causas.

Su hermano Carlos V, en su testamente de 1374, estableció tres misas semanales por el alma de su hermana en la capilla donde descansaba y donde el mismo deseaba ser enterrado.

También se celebraron diversos oficios en Sangüesa, Pamplona, Monreal y Roncesvalles, también como en Montpellier.

Juana de Valois. Acuarela de una vidriera desaparecida de la catedral de Notre-Dame de Évreux , colección Gaignières, París, Biblioteca Nacional de Francia , siglo XVII .
Bertrand du Guesclin tomando la ciudad de Mantes
Vidriera de Carlos II en la Colegiata de Notre-Dame de Mantes-la-Jolie
Bertrand du Guesclin abandonado por sus bretones
Circunscripciones de Tierras de Ultrapuertos (Baja Navarra). Siglo XIV
Vista decimonónica del Palacio de Navarra en Evreux (Anónimo) destruido en 1836. Un primer palacio fue construido en 1330 por Juana II de Navarra .