[2] Rollón (870-932/33), el caudillo vikingo que arrasó la región desde la desembocadura del Sena y que fue invitado por Carlos el Simple para asentarse en lo que sería el origen de la futura Normandía, en el momento de su conversión al cristianismo y bautismo, hizo donaciones a muchas de las iglesias anteriormente devastadas.
Para promover la reconstrucción del edificio, el papa Inocencio III concedió una indulgencia al obispo Robert de Roye (1201 a 1203).
Jehan Le Roy dirigió el trabajo desde 1442 hasta 1455, con el apoyo del obispo Guillaume Flocques, hijo del baile (oficial de justicia) y libertador de la villa.
[2] En cartas patentes, el rey Luis XI confirmó de nuevo su protección real en 1482.
[4] La fachada flamígera del transepto norte, concebida por Jehan Cossart, concluyó magistralmente, en el siglo XVI, la edificación de ese volumen transversal.
Con maneras clásicas en el lateral sur, sucede, al norte, una superposición de soportes en anillo, en el espíritu del arquitecto renacentista francés Philibert Delorme.
La catedral fue ampliamente restaurada en el siglo XIX por Denis Darcy, arquitecto diocesano, bajo la dirección de Viollet-le-Duc.
En el lado sur se abre el hermoso claustro del siglo XV.
El interior, con planta de cruz latina, tiene una zona principal en la que destacables vidrieras realzan el espacio, dividida en tres naves con enormes polistilos (pilastras complejas) que sostienen la arcada protogótica hecha por Gauthier Varinfoy, la galería del triforio y el claristorio, insertos sobre las bóvedas de crucería cuatripartitas.
El coro, en estilo gótico radiante, cubierto por ojivas, es de mayor altura que la nave, y está rodeado por un deambulatorio con capillas radiales.