Pero «esta leyenda histórica no encuentra apoyo alguno en la documentación que conocemos en la actualidad sobre la historia de Navarra del siglo XIV.
Este monarca, en 1288, había concedido a la villa de Rabastens, en Bigorra, un fuero similar.
El historiador Paul Broca ve allí los restos de su antigua y poderosa fortaleza en 1875.
Entonces, la ciudad contaba con una importante comunidad judía, tras la expulsión de los judíos portugueses en 1496.
Aún hoy, la place des Arceaux y sus casas de entramado albergan numerosos artesanos.
A menudo llamados "portugueses", los israelitas de La Bastida se repartían entre 70 y 80 familias en el siglo XVII.
Vivieron allí en una comunidad relativamente autónoma designada con la expresión de "nación judía" y dispusieron de un cementerio distinto del cementerio cristiano, que se abrió a comienzos del siglo XVII.
En 18 de ellas, la fecha del fallecimiento viene expresada en el calendario hebreo.
A partir de 1659, todos los nombres son bíblicos: Jacob, Isaac, Benjamín..., Esther, Sarah, Rebecca... Entre los nombres de familia figuran Dacosta, Henriquez, Lopez, Nunez, Depas, Alvares...