Garci López de Roncesvalles

Con todo, parece sólida su cercanía al trono en virtud de que sus servicios al rey debieron ser más amplios y dispares que los meramente contables ya que son frecuentes las menciones a que estaba «ocupado con otras cosas» como, por ejemplo, «hacer palacios» en Puente la Reina, etc.[8]​ Poco después de tomar posesión de la tesorería redactó en romance navarro su notable crónica, cuyo principal objetivo consiste en glorificar a la dinastía Evreux, cuyos derechos al trono argumenta con precisión.

Fue concebida como prólogo del volumen de Comptos correspondiente al año 1404[10]​ razón por la cual se condiciona la forma y el fondo.

Esta coherencia del relato, se aprecia en la estructura de la obra, ya que el texto comienza y termina, aludiendo y copiando, respectivamente, el juramento real.»[11]​ La estructura del contenido sería: A tenor de su contenido, el estilo de la obra es «sobrio, conciso y rutinario» ofreciendo una narración sucesiva de acontecimientos ordenados cronológicamente sin divisiones dentro del texto salvo los encabezados por «Item» en algunos párrafos, con extensiones notablemente desiguales, incluso lagunas, según los acontecimientos narrados.

[13]​ Tras el estilo puramente narrativo donde solamente los reyes centran la atención, el tono y el discurso varía conforme llega al reinado de Carlos II adquiriendo una naturaleza apologética, panegírica, con base en la mayor amplitud de datos ofrecidos.

Sin embargo, suple tal falta concediendo al relato su conocimiento directo de los hechos narrados, dando entrada a personajes menores que son siempre tratados peyorativamente.

Además empleó otra crónica sin identificar así como «gran caudal de informaciones de primera mano proporcionadas por sus contemporáneos y por el material acumulado en el Archivo del Reino.»[19]​ La investigadora Carmen Orcástegui afirma que esta crónica llena en su tiempo el vacío existente en la producción historiográfica de Navarra que sólo había contado, hasta entonces, con anales y genealogías pero sin ninguna historia propia y específica del reino navarro, alcanzando mayor valor histórico en lo tocante a los reinados de Carlos II y Carlos III.

Por ello, salvo por la parte inicial, más legendaria, el valor historiográfico de la crónica es muy importante y va creciendo conforme avanza hacia la fechas coetáneas del autor.

Entre 1395-1415, ante las continuas y largas ausencias del rey para atender sus asuntos en Francia, será realmente Leonor quien ejerza el gobierno con la plena confianza de Carlos.