La dureza es la oposición que ofrecen los materiales a alteraciones como la penetración, la abrasión, el rayado, la cortadura, y las deformaciones permanentes entre otras.
Por ejemplo, si un material es rayado por apatita pero no por fluorita, su dureza en la escala de Mohs estaría entre 4 y 5.
Aunque estas dislocaciones microscópicas son permanentes y a veces perjudiciales para la integridad estructural del material más duro, no se consideran «arañazos» para la determinación de un número en la escala de Mohs.
[14] A continuación se muestra una tabla con más materiales según la escala de Mohs.
A algunas sustancias sólidas que no son minerales se les ha asignado una dureza en la escala de Mohs.
Por ejemplo, algunas fuentes han asignado una dureza Mohs de 6 o 7 al granito, pero se trata de una roca formada por varios minerales, cada uno con su propia dureza Mohs (por ejemplo, el granito rico en topacio contiene: topacio —dureza 8—, cuarzo —dureza 7—, feldespato ortoclasa —dureza 6—, feldespato plagioclasa —dureza 6 a 6,5—, mica —dureza 2 a 4—).
La prueba fue desarrollada por Frederick Knoop y sus colegas del National Bureau of Standards (actualmente National Institute of Standards and Technology) de Estados Unidos en 1939,[22] y fue definido por el estándar de la ASTM D1474.