[1] Durante toda la entrevista Deleuze insistiría en la condición de que este documento filmado debía ser póstumo.
[2] Dicho de otra forma, la satisfacción está en último vaso, y por ende todos los demás no se repiten.
A propósito de que la interpretación o mal interpretación del libro El Anti-Edipo, por algunos entendido como alabanza de la permisividad, sea causa suficiente para provocar enfermedad en el individuo, Deleuze afirma: "Yo siempre me he dividido entre la imposibilidad de quitarle la razón a alguien y el deseo absoluto, o la negativa absoluta a que se convierta en un pingajo.
Entre otras cosas referidas por Deleuze, la llegada de los alemanes a Deauville, donde se encontraba con su hermano, fue significativa.
Luego, vuelve a París e ingresa en el Liceo Carnot donde tiene un profesor llamado Viale, muy querido por Deleuze, pudiendo en cambio haber sido alumno de Maurice Merleau-Ponty.
Tal encanto es llevado aquí por Deleuze a un significado tan rudimentario como el de "señal" o "emisión".
Se refieren distintas visiones sobre la amistad: la de Maurice Blanchot como una categoría necesaria para poder pensar.
La Revolución Norteamericana condujo al liberalismo, y a Reagan, resultados que no parecen nada buenos.
Los derechos humanos no sirven porque pecan de formulismo, nada tienen que ver con una situación dada.
Sobre todo porque tratan de un filósofo en particular: el primero sobre Hume, luego Bergson, Nietzsche, Spinoza, etc.
Pero esta precaria noción acaba cuando nos limitamos a simplemente querer saber qué significaba Idea para Platón.
En la otra punta o aparentemente opuesto, mucho después, Leibniz inventa un concepto que encierra otro problema.
La alegría y las pasiones tristes no deben verse de un modo demasiado superficial: la primera, por ejemplo, se ve como el acto de colmar una potencia, lograr algo que no resultaba ni imposible ni posible, como se usa decir, sino sencillamente impensable.
La potencia cuando es excesiva en las personas las llevaría a una suerte de alienación mental: el ejemplo que da Deleuze es van Gogh.
El lamento está estrechamente ligado a la alegría spinoziana porque refiere la incapacidad de soportar una potencia.
[3] Como dice Parnet, de los filósofos estudiados por Deleuze, Immanuel Kant es el menos cercano a su simpatía.
Una vez más es importante la noción de percepto porque por ella Deleuze unifica todas las ramas del arte en el tópico "creación" o "resistencia".
En la mitología, el caudal de historias que la componen, presentan una estrechez indudable entre concepto y personaje.
Deleuze se inclina más por la psiquiatría prepsicoanalítica pues esta última todavía no sería del todo inmanente.
Por otro lado, Deleuze salta repentinamente del tema de la letra a la pregunta por la lectura: qué significa leer.
Este caso, es uno de los tantos que Deleuze refiere como "encuentro" interdisciplinario (pintura y ciencia).
Aquí se da una posible definición de este Documental: el mismo no sería una entrevista sino más bien una charla ligera, improvisación.
De modo que aquí Deleuze distinguirá entre interrogatorio y charla: en los medios habría menos margen para esta última.
Es aquí cuando Deleuze otorga a la noción de "compromiso" un verdadero peso, un poder efectivo sobre las situaciones que avergüenzan.
El estilo es esencialmente musical, destella significados que por su naturaleza reciente ni siquiera se comprenden.
[2] Deleuze prefiere los signos mundanos porque su emisión no sucede para discutir o confrontar dialécticamente.
Esta letra trata de los deportes pero en especial del tenis, que Deleuze practicó hasta los catorce años.
En el caso del tenis, Deleuze observa la existencia de no creadores, quienes llevan un estilo existente a una potencia de que carecía el estilo, y por otro lado, los creadores, los que inventan nuevos golpes, nuevas tácticas.
Cuando el tenis se convirtió en un deporte de masas, fue Björn Borg, para Deleuze, quien aprovechó eso y lo afianzó.
Al menos en esta entrevista, Deleuze, se centra en los wittgensteinianos, a los que designa "asesinos de la filosofía".