Evangelios apócrifos

El término apócrifo (griego: ἀποκρύπτω [apocrýptō] > ἀπόκρυφος [apókryphos]), que originalmente significaba «ocultar lejos» y luego fue derivando en «oculto», «oscuro», se ha utilizado a través de los tiempos para hacer referencia a algunas colecciones de textos y de escritos religiosos sagrados surgidos y emanados en contextos judíos o cristianos.Cuando un determinado escrito o libro merece considerarse como formando parte de la Biblia, se dice que es «canónico».Sin embargo, difieren de los evangelios hoy llamados «canónicos» en su estilo y en su contenido[2]​ y se desestimaron abrupta o progresivamente por las comunidades cristianas para el anuncio de la «buena noticia» (significado etimológico del término «evangelio»).En nuestros días, la acepción más utilizada para el término «apócrifo» presenta una connotación de falsedad.Por tal motivo, se ha empezado a llamar también a esos escritos «evangelios extra canónicos», para evitar la evocación de algo falso, siendo que las Iglesias cristianas históricas consideran que son materiales no inspirados por Dios, aunque no por eso carentes de valor.Otros evangelios y textos de sectas tanto cristianas como judías también fueron escritos en la época pero ya eran conocidos desde entonces.Otros muchos de estos textos se descubrieron durante los siglos XIX y XX, generando una intensa oleada de especulaciones en torno a su importancia en los inicios del cristianismo entre algunos autores.A su vez, otras iglesias, como la Copta, tenían en sus pasajes escritos que describían la niñez de Jesús.Por lo tanto, los libros del Nuevo Testamento luterano (al menos en alemán) están ordenados en forma diferente a otras Biblias protestantes.Un libro apócrifo del Nuevo testamento bien conocido es el Evangelio de Tomás, el único texto completo que se encontró en cuevas próximas al pueblo egipcio de Nag Hammadi en 1945.Se hallaron escritos «apócrifos» desde el año 300 a. C. hasta el Nuevo testamento que proporcionaron a los investigadores una gran riqueza como fuentes históricas y posturas divergentes sobre temas como inmortalidad y resurrección y la creencia en ellos a través de los siglos, desde un punto de vista siempre escatológico.Más aún, algunos de ellos dejaron su huella en textos, celebraciones litúrgicas y en la piedad popular.Entre las completas pueden citarse Los Evangelios Apócrifos, por Edmundo González-Blanco, Madrid, 1934, 3 tomos, reimpresa en 2 tomos por Hyspamérica-Ediciones Argentina, 1985; es la versión más completa porque incluye textos que no se consideran hoy en día apócrifos; y la edición crítica bilingüe de Aurelio de Santos Otero, Los Evangelios Apócrifos, La Editorial Católica: Biblioteca de Autores Cristianos, 1956, reimpresa varias veces, la última en 2005.
Imagen del códice II de Nag Hammadi , que muestra el final del evangelio apócrifo de Juan y el comienzo del evangelio de Tomás .
Papiro de Oxirrinco 1. Es un fragmento de papiro con dichos o pronunciamientos ( logia ) escritos en griego que el autor pone en labios de Jesús . Fue descubierto por Grenfell y Hunt en 1897 y está datado de la primera mitad del siglo III. [ 1 ] ​ Se considera una sección del apócrifo evangelio de Tomás .