Una especie sin describir, provisionalmente llamada "Odontoptila inexpectata"[5] – del límite Paleoceno-Eoceno de Marruecos – es la menor ave pseudodentada descubierta a la fecha y era solo un poco mayor que un petrel de barba blanca (Procellaria aequinoctialis).
En vida, los delgados huesos y la extensa neumatización les permitía a estas aves alcanzar un gran tamaño mientras retenían una carga alar crítica.
Grandes secciones de cráneo y algunas piezas del pico se hallan con cierta frecuencia.
Su articulación del hueso cuadrado con la mandíbula inferior se parecía a la de los pelícanos u otras aves que pueden abrir su pico ampliamente.
Por tanto, estas parecen haberse reunido en regiones con surgencias, presumiblemente para alimentarse para quizás reproducirse en las cercanías.
[13] Se ha afirmado en ocasiones que así como otras aves marinas (como por ejemplo los no voladores plotoptéridos), la radiación evolutiva de los cetáceos y los pinípedos superó a las aves pseudodentadas y las llevó a su extinción.
En lo que concierne a los pinípedos del Mioceno, una amplia diversidad de morsas antiguas[14] y leones marinos como Thalassoleon habitaban el noreste, mientras que la antigua foca leopardo Acrophoca es una especie notable del Pacífico sureste.
Por otra parte, los pinípedos están limitados a aguas cercanas a las costas mientras que las aves pseudodentadas vivían en los mares abiertos, al igual que los grandes cetáceos, y como todos los grandes carnívoros estos tres grupos eran estrategas de la K con densidades de población moderadas o muy bajas.
Aunque el registro fósil es siempre incompleto, parece que los cormoranes y gaviotas son muy raramente hallados en asociación con los Pelagornithidae.
Pero se pueden hacer algunas inferencias basándose en su filogenia: si eran miembros del grupo de "aves acuáticas superiores" (ver más adelante), entonces tendrían un plumaje similar al representado en la reconstrucción de Osteodontornis orri – los Procellariiformes y Pelecaniformes en el moderno sentido (o Ciconiiformes, si los Pelecaniformes son incluidos en estos) difícilmente carotenoides o colores estructurales en su plumaje, y generalmente carecen incluso de feomelaninas.
Por tanto, los únicos colores comúnmente hallados en estas aves son negro, blanco y varios tonos de gris.
avetoros, los ibis o el ave martillo) son usualmente encontradas en hábitats de agua dulce.
Entre las aves oceánicas en general, la parte superior tiende a ser mucho más oscura que la inferior (incluyendo las alas) – aunque algunos petreles son totalmente de gris oscuro, una combinación de un gris más o menos oscuro en la parte superior y un blanco en la inferior y (usualmente) la cabeza es de una coloración ampliamente hallada en las aves marinas y puede haber sido plesiomórfica para las "aves acuáticas superiores" o, quizás más probablemente, ser una adaptación para proveer de camuflaje, en particular para evitar ser destinguida contra el cielo por sus presas en el mar.
[21][20] En lo que concierne a las partes descubiertas, todos los presuntos parientes de Pelagornithidae muy frecuentemente tienen colores rojizos brillantes, en particular en el pico.
Si lo tenían, este probablemente era anaranjado o rojo, y puede haber sido usado en comportamientos de exhibición.
El dimorfismo sexual era posiblemente casi inexistente, como es típico entre los Anseriformes basales y las "aves acuáticas superiores".
[20] El nombre "pseudodontornes" se refiere al género Pseudodontornis, la cual sirvió por algún tiempo como denominación de la familia.
Estos fueron unidos más tarde en la superfamilia Pelecanides en el suborden Pelecanae, o más tarde en (después de que los sufijos de las categorías taxonómicas fueran fijados a los estándares actuales) Pelecanoidea en el suborden Pelecani.
Mientras tanto, Pelagornis, descrito de huesos del ala, fue tradicionalmente situado en una familia pelecaniforme monotípica, Pelagornithidae.
Este género fue establecido basándose en una pieza grande craneal, la cual por largo tiempo fue situada en la familia Gastornithidae debido meramente a su tamaño.
Algunos fragmentos óseos adicionales del tarsometatarso (tobillo) fueron situados en el género Neptuniavis y asignados a Procellariidae en los Procellariiformes.
Apenas en 2008 se mostró que todos estos restos pertenecían al género de ave pseudodentada Dasornis.
Por ejemplo, los pelagornítidos carecen de una cresta sobre el lado inferior del hueso palatino, mientras que en las Neoaves – el clado hermano de los Galloanserae que incluye a las "aves acuáticas superiores" y las "aves terrestres superiores" – tienen esa cresta.
Mientras que los detalles de los huesos del neurocráneo son muy informativos para la clasificación filogenéticamente, los rasgos del cráneo en que ambos grupos son similares se relacionan generalmente al punto en donde el pico se sujeta al cráneo, y por tanto pueden estar sujetas a las fuerzas selectivas producto de arrebatar a sus presas desde la capa superior de agua.
[28] Aunque los Galloanserae gigantes fueron comunes y diversos en el Paleógeno en particular, estas (como Gastornis y Dromornis) eran aves terrestres no voladoras; esto quizás es significativo dado que las únicas otras ave con "dientes óseos" conocidas son las dos especies del género de moa-nalo Thambetochen, grandes patos no voladores de las Islas Hawaianas.
La presunta relación cercana entre los pelagornítidos y los procelariformes puede ser descartada después de todo.
En lo que concierne a los "Pelecaniformes", los análisis no recuperaron la filogenia correcta y no incluyó al picozapato (Balaeniceps rex, un "eslabón perdido" entre los pelícanos y cigüeñas); claramente, la radiación adaptativa del linaje de pelícanos-cigüeñas induce a error al análisis.
Dasornis fue durante un buen tiempo confundido con un Gastornithiformes, que ahora son considerados como muy cercanos a los Anseriformes.
Sin embargo, en el caso anterior, un "mucho más que convincente"[31] análisis para una clasificación externa a los Galloanserae fue publicada ya al año después de su descripción.