[1] Fue pionero en la descripción de las diez sinapsis que componen a la retina.[3] El nombre que él mismo empleó era en ocasiones «Santiago Ramón Cajal» pero otras veces, por ejemplo en su libro Recuerdos de mi vida,[4] usaba «Santiago Ramón y Cajal», añadiendo «y» entre los dos apellidos.[nota 2] Su educación e instrucción comenzó en Valpalmas, cuando tenía cuatro años.En ese periodo inició su afición a la montaña, y su proverbial defensa de la vida sana en contacto con la naturaleza.[8] Cursó la carrera de Medicina en Zaragoza, a donde toda su familia se trasladó en 1870.Ramón y Cajal se centró en sus estudios universitarios con éxito y, tras licenciarse en Medicina en junio de 1873, a los veintiún años, fue llamado a filas en la llamada Quinta de Castelar, el servicio militar ordenado por el célebre político, presidente en aquel momento de la efímera Primera República.Los primeros meses en la milicia transcurrieron en Zaragoza, y al poco se convocaron oposiciones para el Cuerpo de Sanidad Militar, en las que, entre cien candidatos para treinta y dos plazas, obtiene el n.º 6.Ramón y Cajal se sintió atraído por los maravillosos parques y jardines de La Habana, así como por la flora tropical en general, pues se había fascinado por ella en sus lecturas.Tarda poco tiempo en comprobar, sin embargo, que la admirada y soñada manigua resultaba insoportable para los europeos.Muy pronto el joven médico cayó enfermo y, tras una primera convalecencia en Puerto Príncipe, fue trasladado a la enfermería de San Isidro, aún más insalubre que la de Vistahermosa.[9] Las experiencias con el sistema administrativo y militar vividas por Ramón y Cajal en esta estancia ultramarina fueron para él tan amargas como las enfermedades allí contraídas.Llegó a España en junio de 1875 por el puerto de Santander, Cantabria, convertido en una ruina humana, que en nada recordaba al vigoroso y atlético joven que arribara un año antes a Cuba».[16] Fue en 1888, definido por él mismo como su «año cumbre», cuando descubrió los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas de la materia gris del sistema nervioso cerebroespinal.[17] Su teoría fue aceptada en 1889 en el Congreso de la Sociedad Anatómica Alemana, celebrado en Berlín.La prueba de esto mismo solo llegó una vez desarrollada la microscopía electrónica durante la segunda década del siglo XX.[22] Santiago Ramón y Cajal descubrió también el cono de crecimiento neural, una expansión cónica del extremo distal de axones y dendritas en desarrollo, descrita por primera vez por él, que constituye la extensión de un axón en desarrollo para conseguir una conexión sináptica adecuada a lo largo del sistema nervioso.[33] Sus trabajos y aportaciones a la neurociencia —difundidos en Europa por su amigo el anatomista suizo Rudolph Albert von Kölliker— fueron reconocidos en 1906 con la concesión del Premio Nobel en Fisiología o Medicina, galardón que compartió con el investigador italiano Camillo Golgi, cuyo método de tinción aplicó Ramón y Cajal durante años,[34] pero con cuyas tesis, curiosamente, no estaba ni estuvo nunca de acuerdo.Sin esperar la respuesta de los germanos, el científico procedió a aligerar su texto y publicarlo en España.Ese día llegó en tren a Zaragoza el rey Alfonso XIII, que descubrió personalmente la estatua.Se ubica ésta en la escalinata del Paraninfo, donde la figura sedente del sabio, esculpida en mármol blanco, a tamaño natural, revestido con la toga de catedrático y con la noble cabeza descubierta, apoya su mano izquierda sobre un libro.[51] Así mismo, el asteroide (117413) Ramonycajal lleva este nombre en su memoria.También en Zaragoza se le puso su nombre al Centro Médico de Especialidades Ramón y Cajal.[63] Ramón y Cajal tenía dieciocho años la primera vez que fue testigo del milagro del bromuro argéntico; ocurrió en Huesca, viendo a unos fotógrafos ambulantes retratando las bóvedas de la iglesia de Santa Teresa.Aunque la Guerra Civil dispersó a la mayoría de sus colaboradores, muchos de ellos sometidos a depuración ideológica y destituidos como Jorge Francisco Tello (1880-1958) cuando se repartieron cátedras más por méritos políticos que científicos, algunos consiguieron proseguir su trabajo fuera o a duras penas en el interior.
N.º 64 de la
calle de Alfonso XII
de Madrid, donde vivió Ramón y Cajal desde 1912 hasta su muerte.
Dibujo del corte axial de la retina, por Ramón y Cajal, publicado en su manual
Histologie du Système Nerveux de l'Homme et des Vertébrés
, en la edición francesa de 1911.
Retrato fotográfico de Ramón y Cajal publicado en 1927
Diploma al Premio Nobel otorgado a Santiago Ramón y Cajal. Expuesto en el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid.
Tumba de Santiago Ramón y Cajal
Monumento a Santiago Ramón y Cajal en el
Retiro de Madrid
, obra del escultor Victorio Macho (1926). De él dijo con ironía él propio científico: «... yo nunca me he desnudado ante ningún hombre».
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