El discurso de ingreso en la Academia, del 5 de diciembre de 1897, fue editado, corregido y aumentado por primera vez en 1899, a iniciativa del doctor Ramón Lluria, con el propósito de usar los beneficios que generasen sus ventas para dotar la creación del Instituto Cajal.
En los capítulos finales se centra en los deberes del Estado con la Ciencia y sus obligaciones frente a la necesidad promocional de los avances científicos.
El también premio Nobel español, Severo Ochoa, enriquece la edición del año 2007 de la editorial Espasa-Calpe, con un prólogo donde expresa su admiración por Cajal y comparte con él la preocupación por el fomento de la investigación científica en España.
Se reproduce a continuación el índice de la obra, tal y como aparece en la 6.ª edición, de 1923: El libro se enmarca en las corrientes regeneracionistas españolas tras el desastre del 98, y en la renovación pedagógica y científica.
Tuvo una gran difusión en las décadas de los 20 y 30.