Real Sociedad Fotográfica

Bajo lemas más o menos ingeniosos, participaron desde modestos aficionados a conocidos fotógrafos, cuyas obras pudieron admirarse en la exposición que se realizó después.

Ningún otro concurso había tenido tan amplia difusión y su influencia en los usos fotográficos de nuestro país es indiscutible.

Su éxito motivó que las tres entidades celebraran salones internacionales hasta 1925 y, si bien no fueron acontecimientos fotográficos de enorme repercusión en Europa, al menos ayudaron a la proyección y el reconocimiento de la agrupación madrileña.

Así, para evitar un asalto popular y la apropiación de sus bienes se produjo una incautación pactada con la que la Junta Directiva saliente entregaba todas las posesiones de la Real Sociedad Fotográfica a una nueva junta.

No es de extrañar que la Real Sociedad Fotográfica se sumiera en un largo período de estancamiento, a tono con la situación general del país, del que no le resultó fácil salir.

Los salones fotográficos actúan como una auténtica red de exposiciones gracias a la cual los aficionados podían, no sólo contemplar el trabajo de otros fotógrafos, sino que su éxito o fracaso en estas convocatorias les servía para hacerse una idea del “lugar que ocupaban” dentro del panorama fotográfico de su entidad, a nivel nacional e, incluso, a nivel internacional.

Si bien algunos la entendieron como prescindible, para otros significó una auténtica inspiración marcando la ruta a jóvenes socios como Cuallado, Romero, Aguilar y Gómez.

En 1971 aparece la revista Nueva Lente, que supuso una verdadera revolución en el mundo de la fotografía.

Si bien no se puede decir que la Real Sociedad Fotográfica compartiera al cien por cien las propuestas estéticas de Cristina García Rodero, Elías Dolcet o de sus propios directores, entre otros, sí es cierto que todos ellos se formaron en sus tertulias, participaron en sus concursos y se nutrieron de la fotografía que ofrecía la agrupación.

Después vendrían el "Grupo Cual" o, más activos, "Las Tejas" cuya presencia e influencia se deja sentir en la vida social de la agrupación.

Precisamente, en 2001, la veterana agrupación madrileña debe abandonar la sede social que la había albergado durante ochenta y cinco años para encontrar acomodo en un céntrico local del madrileño barrio de Lavapiés donde se ubica su sede actual.