En 1811 entró en el taller de Utagawa Toyohiro, del que llegó a ser su principal y más dotado discípulo.En sus primeros años realizó pocas obras, quizá debido a sus obligaciones en la estación de bomberos.Sus obras, sin embargo, contra lo que pudiera parecer, raramente están ejecutadas a la vista del paisaje original, sino que son reinterpretaciones basadas en ilustraciones de las guías de viaje.Al parecer, Hiroshige no viajó mucho y llevó una vida bastante sedentaria en su ciudad natal, Edo.En 1849 se trasladó a Kanōshindō, en el distrito de Nakabashi, donde construyó una nueva casa.De su vida cotidiana se sabe que era algo disoluto, así como un gran aficionado a la gastronomía.Sin embargo, a los 60 años (en 1856), se convirtió en monje budista, tras el ritual de afeitarse la cabeza.[4] Hiroshige murió de cólera en 1858 (el sexto día del noveno mes del año 5 de Ansei, según el calendario japonés[nota 4]), debido a una epidemia que se desató por la ciudad, cobrándose 28 000 víctimas.Fue enterrado en el cementerio del templo Asakusa Tōgakuji, en una ceremonia al estilo samurái, y recibió póstumamente los nombres de Genkōin Tokuo Ryūsai Shinji.[7] Edo se convirtió en el núcleo de una próspera clase media: pese al sistema de vasallaje, proliferó el comercio y la artesanía, apareciendo una clase burguesa que fue creciendo en poder e influencia, y que se dedicó al fomento de las artes, especialmente grabados, cerámica, lacas y productos textiles.Así, cobró un gran auge el grabado en madera, surgiendo una importante industria en núcleos urbanos especializada en textos ilustrados y estampas.El paisajismo fue introducido por Utagawa Toyoharu —fundador de la escuela Utagawa, a la que perteneció Hiroshige—, que aplicó la perspectiva occidental al paisaje japonés, seguido por la excepcional obra de Katsushika Hokusai.Solía articular sus imágenes desde perspectivas poco usuales, con puntos de vista insólitos y efectistas, a menudo mostrando el fondo desde un elemento en primer plano, ya fuese natural, humano o arquitectónico.En algunas ocasiones también introdujo poemas en sus imágenes, con una delicada caligrafía, reflejo de su excelente formación tanto literaria como artística.[13] Hiroshige fue un autor muy prolífico: a lo largo de toda su vida realizó unas 5400 xilografías, que le convirtieron en un maestro indiscutible del ukiyo-e.[15] En sus primeros años se centró en la representación de mujeres bellas (bijin-ga) y actores del teatro popular japonés kabuki (yakusha-e).Destacan especialmente por su tratamiento atmosférico, especialmente en escenas nocturnas o con lluvia, niebla o nieve, así como por su intenso cromatismo, reflejando con maestría la luz de diferentes horas del día, desde el alba hasta el ocaso.[nota 6] Se cree que Hiroshige pudo hacer esta ruta en 1832, en el seno de una embajada oficial del shōgun a la corte imperial en Kyōto, aunque algunos historiadores lo ponen en duda, pues ya había renunciado a su cargo oficial en el cuerpo de bomberos, y porque la mayoría de encargos artísticos oficiales eran encargados a la escuela Kanō.En estas obras inició su estilo característico, marcado por la composición en planos y la inclusión de objetos o personajes anecdóticos, a menudo con un cierto tono humorístico.Buscó sobre todo imágenes insólitas y enfoques novedosos, con perspectivas poco usuales, como imágenes partidas por un marco vertical o bien medio tapadas por un objeto cotidiano, que se sitúa entre el fondo y la vista del espectador.Estas vistas tuvieron una exitosa acogida —de cada grabado se realizaron de 10 000 a 15 000 ejemplares—, aunque desgraciadamente la serie quedó interrumpida por la muerte del autor en 1858.[18] Además del paisaje, Hiroshige se dedicó esporádicamente a otros géneros, especialmente la representación de flores, aves, peces y otros animales (kachō-ga), a menudo dispuestos de una forma similar al género europeo del bodegón.Otro terreno en el que se movió fue el harimaze («estampas mixtas»), una especie de postales que reunían varias imágenes en una sola hoja, generalmente las vistas más famosas de un lugar, así como sus especialidades en diversos terrenos como la gastronomía o la artesanía.La obra de Hiroshige fue asimismo ampliamente difundida por la revista Le Japon Artistique (1888-1891), editada por Samuel Bing.En el pabellón japonés, los visitantes descubrían numerosos objetos de arte, puestos a la venta al terminar las exposiciones.[23] Vincent van Gogh es sin duda el pintor europeo más influido por la pintura japonesa.La imitación de las tres obras arriba mencionadas hizo que se impregnase del estilo japonés.A partir de ese momento Van Gogh aplicó a sus telas los colores sin mezclas y, sobre todo, encontró en las estampas una justificación para su propia utilización del negro, color prohibido para otros pintores impresionistas.Además de las figuras se inspiró en los pintores japoneses para la creación del espacio, atraído por la vivacidad que imprimen al cuadro las líneas curvas y onduladas, la confrontación entre lejanías y primeros planos, especialmente explotada por Hiroshige, o la perspectiva aérea oriental, tal como la practican los pintores japoneses del espíritu zen.Monet fue influido por los pintores japoneses de una manera general, pero esencialmente por Hokusai e Hiroshige.
En el santuario de Akiba en Ukeji
, de la serie
Cien famosas vistas de Edo
(1857). Se trata de un posible
autorretrato
de Hiroshige: en la esquina inferior izquierda vemos un pabellón de
té
, donde un
monje
está pintando el paisaje que tiene enfrente. Según el historiador Henry D. Smith se trataría de Hiroshige, que en 1856, al cumplir sesenta años, realizó el ritual
budista
de afeitarse la cabeza, iniciando la vida de monje. En ese caso, la mujer y la niña que tiene al lado podrían ser su segunda mujer, Yasu, y su hija Tatsu. Un hecho que corroboraría esta hipótesis es la especial relación de la familia con el santuario de Akiba, donde
Hiroshige III
, el último discípulo del pintor y marido de su hija Tatsu, colocó una lápida conmemorativa en el 25 aniversario de la muerte del artista.
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6
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Fuegos artificiales en el puente Ryōgoku
, de la serie
Cien famosas vistas de Edo
(1856-1858), formato
ōban
, editorial Sakanaya Eikichi.
Nieve en Kisoji
(1857), de la serie
Nieve, luna y flores
, tríptico en formato
ōban
, editorial Okazawaya Taheiji.
Izquierda, Hiroshige:
Numazu, crepúsculo
.
Derecha, Claude Monet:
Alameda en Epte
(1891).
Izquierda: Hiroshige,
Interior del santuario Kameido-Tenjin (Tokio)
Derecha, abajo: Hokusai,
Bajo el puente Mannen en Fukagawa
,
arriba: Claude Monet,
Estanque de nenúfares, armonía en verde
.