Viene justo después de la serie Treinta y seis vistas del monte Fuji de Katsushika Hokusai, obra que estableció esta nueva temática principal del ukiyo-e, los grabados paisajísticos, o fūkei-ga, con un enfoque especial en las "vistas famosas" (Meisho).
Las series de Hiroshige encontraron pleno éxito no sólo en Japón, sino también en los países occidentales.
[2] Los paisajes de la travesía causaron una profunda impresión en el artista, y este creó numerosos bocetos en el transcurso del viaje, en tanto que a su retorno volvió por la misma ruta.
[1] Eventualmente, produciría 55 grabados en toda la serie: una por cada estación, más una pieza por el punto de partida y otra por el final.
Durante su estancia en París, Vincent Van Gogh fue un ávido coleccionista de ukiyo-e, amasando junto a su hermano una colección de numerosos grabados que adquirieron en la galería S.
[6] En su correspondencia personal llegó a manifestar: "...todos mis trabajos están fundamentados en el arte japonés...", y describió a los impresionistas como "los japoneses de Francia".