Batalla de Badajoz (1936)

Mérida cayó tras una dura lucha en las orillas del río Guadiana, dejando a la vecina Badajoz aislada y como la última posición de la República en la frontera.El propio Franco supervisó personalmente las operaciones militares en Mérida, y al atardecer de aquel día recibió a Yagüe en su despacho para discutir la toma de Badajoz y nuevos objetivos militares.Franco quería capturar la ciudad para así consolidar la unificación de las dos zonas del territorio sublevado, y así dejar despejado el flanco izquierdo de su avance, a la vez que cubrían la frontera portuguesa.Esta decisión fue un error estratégico, ya que el retraso provocado por el asalto de Badajoz en el avance hacia Madrid permitió al gobierno republicano organizar sus defensas.[10]​ Yagüe marchó hacia Badajoz con 2250 legionarios, 750 regulares marroquíes y cinco baterías, dejando al comandante Tella atrás para mantener Mérida.Antes del ataque, durante tres días Badajoz fue bombardeada continuamente por la artillería y la aviación de los sublevados.La ciudad estaba inundada por numerosos refugiados de la provincia y la atmósfera imperante en ella era aciaga.«No cabía duda de que se avecinaba la matanza», afirma el historiador británico Paul Preston.[c]​ Todos los oficiales de la unidad cayeron durante el primer asalto, excepto un capitán y un cabo.Mientras tenía lugar la lucha, numerosos soldados de la guarnición republicana se pasaron a los rebeldes, permitiendo así que los asaltantes pudieran entrar en la ciudad fácilmente.Un elevado número de carabineros –que en su mayoría se habían mantenido fieles a la República– también fueron fusilados,[1]​ en el cementerio.
Mapa de las operaciones entre agosto y septiembre de 1936.
Puerta de la Trinidad del recinto abaluartado de Badajoz .