Novela de espionaje

Con todo, el primer autor consagrado extensamente al género fue el periodista (y, al parecer, también espía) William Tufnell Le Queux (1864-1927), quien escribió unas veinticinco novelas de este tipo, aproximadamente la cuarta parte de todas las que hizo.El género se volvió más consistente e importante durante la Segunda Guerra Mundial.En 1955 se divulga la historia del más peligroso espía al servicio de los nazis, Elyesa Bazna.En 1939, la escocesa Helen MacInnes publica Above Suspicion, comenzando una carrera exitosa durante 45 años que se ganó a la crítica por sus intrincadas tramas y su particular reflejo de la historia contemporánea.Otros títulos famosos incluyen Assignment in Brittany (1942), Decision at Delphi (1961) y Ride a Pale Horse (1984).Tras la guerra, las novelas de Hambledon comenzaron a estereotiparse, por lo que el interés decreció.Graham Greene (1904-1991) poseía un gran conocimiento del oficio, porque su tío, Sir William Graham Greene, ayudó a crear el Servicio de Inteligencia naval, y su hermano mayor, Herbert, espió para el Imperio japonés en los años 30; es más, su hermana menor, Elisabeth, le reclutó para el MI6, la inteligencia británica; tras servir en África, le destinaron a la Sección V a las órdenes directas de Kim Philby, el célebre agente doble de Los cinco de Cambridge.El personaje aparece en Casino Royale (1953), aunque la mejor novela según las listas de éxitos fue Desde Rusia con amor (1957).El personaje tuvo un éxito inmenso a través de adaptaciones cinematográficas que formaron una franquicia.Fleming fue también espía: diseñó planes para confundir a la inteligencia alemana y planificó la huida del rey Zigi de Albania.Los servicios de inteligencia británicos están por entero calados por los rusos, quienes ya solo tienen en cuenta a los americanos, pese a lo cual Smiley juega una desoladora partida de ajedrez con el jefe del KGB Karla para desvelar la triste verdad.Len Deighton se muestra desmitificador y elíptico, y su protagonista, Harry Palmer, es una de las grandes creaciones del género; pueden citarse su The Ipcress File (1962) de la heptalogía que dedicó al personaje y llevada con éxito al cine; pero posteriormente creó a otro espía, Bernard Samson, que se recuerda en especial por Spy Hook (1988) / Anzuelo para espías (1995).En los Estados Unidos, destaca La carta del Kremlin, del oficial de contrainteligencia militar, escritor y empresario teatral Noel Behn, que fue llevada al cine por John Huston; Behn definió acertadamente el género al comentar que "en una novela de detectives, el héroe resuelve un crimen: en una novela de espías, el héroe comete uno".Se considera generalmente a Ludlum como el inventor del thriller de espías moderno; asimismo, creó la franquicia en torno al espía desmemoriado Jason Bourne, que tanto éxito ha tenido en sus adaptaciones cinematográficas.La caza del octubre rojo (1984), la primera novela de Tom Clancy, fue una sensación editorial y más tarde fue adaptada al cine; la fecundidad de este autor, sin embargo, lastró su producción, que recurre con frecuencia a escritores fantasma.UU. en Harlot's Ghost, novela publicada en 1991, año en que se disuelve la Unión Soviética; pero sin duda el autor más importante y consagrado al género, heredero de Ambler y Greene, es Alan Furst (1941-), autor por ejemplo de El oficial polaco (1995).La mayoría de sus novelas están relacionadas con la II Guerra Mundial; como Trevanian, se afincó en Francia.Entre ellos, en Estados Unidos podemos encontrar a Joseph Finder, con Moscow Club (1995), Gayle Lynds, Mascarada, (1996), y Daniel Silva, The Unlikely Spy (1996).Así la ficción de espionaje ha sido una lente a través de la cual los lectores no solo se entretienen, sino que también obtienen conocimientos e interpretan el mundo y la política.Gran cantidad de autores europeos y norteamericanos cultivan hoy en día este género.En Estados Unidos la lista de los más vendidos del New York Times está frecuentemente dominada por estos thrillers.El autor más destacado reciente es sin duda un digno seguidor de Greene y Deigthon, que como ellos fue también espía, Charles Cumming, autor de varias novelas, entre ellas The Spanish Game (2006), que refleja su experiencia en España, donde estuvo viviendo, y En un país extraño (2018).Además, varios autores de esta editorial crearon una especie de ciclo sobre agentes secretos en la colección DANS: Frank Caudet (Francisco Caudet), Clark Carrados (Luis García Lecha), Burton Hare (José María Lliró), y el propio Silver Kane.[5]​ A todos estos cabría agregar a Pedro Víctor Debrigode, quien además anduvo envuelto en asuntos de espionaje durante la Guerra civil, y Fidel Prado, entre muchos otros autores que cabe salvar de la literatura popular.Posteriormente el género decayó al concluir la Guerra Fría, salvo algunas excepciones como las memorias noveladas del espía Luis M. Gonzalez-Mata Cisne.Otros autores son Luis Mollá (Soldado de nieve), el exagente del CNI Juan Alberto Perote (Misión para dos muertos), Andrés Pérez Domínguez (La clave Pinner), Carlos Carnicer (Forcada.La Esfera de los libros, 2016), José de Cora, José María Beneyto, Montero Glez, David Vázquez Rodríguez, César Pérez Gellida, Paloma Sánchez-Garnica, José Carlos Somoza, Carlos Díaz Domínguez, Pablo Zarrabeitia, Roser Caminals...[7]​ Incluso un director del CESID español, Jorge Dezcallar, se animó a cultivar el género (Espía accidental, 2021).Sin embargo, en la última década escritores como el chileno Roberto Ampuero con su novela Detrás del muro, entre otras, el cubano Humberto López y Guerra (seudónimo H. L. Guerra) con sus novelas El traidor de Praga y Triángulo de espías, los peruanos Alejandro Neyra con CIA, Perú, una novela de espías, y Juan Manuel Robles, con Nuevos juguetes de la guerra fría y los venezolanos Moisés Naím con Dos espías en Caracas y Juan Carlos Méndez Guédez con su obra Los maletines , han logrado que la novela de espionaje esté presente en la literatura latinoamericana.