Narración (revista)
Al mismo tiempo, acontecimientos internacionales como la descolonización de África o la Revolución Cultural China llevaron a que se plantee un debate en torno a las formas de compromiso que debían asumir los escritores e intelectuales, así como su rol en el proceso revolucionario, siendo el filósofo francés Jean-Paul Sartre el modelo del intelectual comprometido de la época.[1][7] Es en este contexto que una noche de 1963 en que se encontraban reunidos en el bar El Palermo, Oswaldo Reynoso les propuso a Eleodoro Vargas Vicuña, Antonio Gálvez Ronceros y Miguel Gutiérrez la idea de crear una revista dedicada a la difusión de la nueva narrativa y al debate ideológico, propuesta que fue acogida con entusiasmo.Para ese momento se había producido la deserción de Gálvez Ronceros, pero en su lugar ingresó Vilma Aguilar, una profesora, escritora y cantante con la que Gutiérrez contrajo matrimonio ese mismo año y que desde su rol de diagramadora terminaría teniendo un rol fundamental en la organización.En un principio la revista se iba a llamar Agua, en homenaje al libro homónimo de José María Arguedas, pero el propio escritor les aconsejó que no era conveniente aludir a un autor que se hallaba en plena producción.[1][2] Subtitulada como Revista literaria peruana, esta edición correspondió a lo que Gutiérrez llamó la «primera etapa» del Grupo, cuyo mayor mérito residió en servir como presentación programática y sentar las bases de la estructura de la revista, que no varió demasiado en las ediciones siguientes.Su aparición significó el comienzo de la segunda etapa del Grupo, durante la cual se consolidó la propuesta literaria e ideológica que promovían sus integrantes.Por otra parte, se mantuvieron los artículos referidos a polémicas del momento, como un pronunciamiento a propósito del Caso Padilla, en el cual acusan a la Casa de las Américas de exhibir una «influencia de la burguesía», un artículo celebrando la victoria del Viet Minh sobre las tropas estadounidenses y un artículo polémico (escrito por Gutiérrez pero publicado sin firma) en torno a la obra del escritor soviético disidente Aleksandr Solzhenitsyn, quien había sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura un año antes.[1] Sin embargo, cuando por fin parecía haber logrado instalarse como un medio relevante con peso propio, y teniendo otros dos números en preparación, el Grupo entró en una nueva etapa de inactividad.La mayoría optó por continuar con su compromiso desde su carrera literaria, mientras que Vilma Aguilar, Hildebrando Pérez Huarancca y Víctor Zavala decidieron incorporarse a la lucha armada.A esto hay que agregar el tiempo transcurrido antes, durante y después de la publicación de los tres números que llegaron a editarse, durante el cual el Grupo sufrió varios cambios en su formación, llegando a contarse hasta veintinueve miembros que participaron en al menos un número, ya sea como miembros del Consejo de Redacción o como colaboradores en diferentes áreas (redacción, ilustración, carátula).En los hechos, sin embargo, el núcleo orgánico estuvo integrado por Reynoso, Gutiérrez y Aguilar, siendo los únicos miembros que figuran en los tres números publicados y los que ejercieron la labor de dirección tanto de la revista como del Grupo.El hecho de que en la revista hayan publicado tanto autores que ya contaban con obra publicada (Reynoso, Vargas Vicuña, Gálvez Ronceros) como autores más jóvenes que todavía no habían publicado o lo harían por esos años (Gutiérrez, Martínez) subraya la heterogeneidad del Grupo y su negativa a conformarse como un conjunto unido por una línea estética o ideológica.En primer lugar, si bien sus integrantes se declararon desde el primer número como marxistas, el Grupo nunca se pensó como un conjunto homogéneo que compartiera una única línea ideológica ni partidaria, por lo que en su interior convivieron diversas posturas (incluso ajenas al marxismo), cuyo punto en común era la adhesión a los sectores populares.[31] En esta perspectiva, la periodización en dos etapas establecida por Gutiérrez permite ver con mayor nitidez la evolución ideológica del Grupo.En un primer momento, Narración se presenta como una publicación que irrumpe en el panorama de la literatura peruana con intención de fundar una nueva narrativa identificada con los sectores populares, tanto urbanos como campesinos, a los que consideraban invisibilizados o mal representados.[7][14] Esta vocación vanguardista los lleva a tomar una actitud crítica y abiertamente polémica no solo con las instituciones culturales oficiales y con autores ya canonizados, sino también con sus contemporáneos inmediatos de la Generación del 50, a los que acusan de no comprometerse o hacerlo desde una concepción individualista, crítica que también harían extensiva a los autores del Boom, como puede verse en las reseñas dedicadas a obras y nombres ya consagrados e instalados en los circuitos comerciales de la literatura hispanoamericana (Alejo Carpentier, Mario Benedetti, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa), con quienes adoptan una actitud antiacadémica e irónica, haciendo una aguda crítica ideológica sin por ello dejar de reconocer en algunos casos sus dotes literarias.[10] Por lo que se refiere a la concepción narrativa del Grupo, si bien nunca se formuló de manera orgánica y en los hechos dejó libertad creativa total a sus integrantes,[1][2] predomina el realismo en un sentido amplio, exhibiendo además un manejo de las innovaciones narrativas incorporadas por la Generación del 50, en relatos que muestran los efectos que los abusos del capitalismo producen en distintos contextos, con personajes de diferentes lugares y estratos sociales.La tercera etapa, de la que Gutiérrez se ocupa muy colateralmente, corresponde al período del sello Ediciones Narración, dirigido por Roberto Reyes Tarazona.La exacerbación de las tensiones sociales y el inicio de una experiencia armada mucho más radicalizada que las anteriores llevó al Grupo a una disyuntiva entre profundizar el compromiso desde lo literario, o priorizar la acción política incorporándose a la lucha armada.[1][2][36] En este punto es necesario hacer algunas precisiones en torno a las relaciones entre los integrantes del Grupo Narración y Sendero Luminoso, habida cuenta de que dos de ellos (Aguilar y Pérez Huarancca) se sumaron a las filas de la organización, y que otro (Gutiérrez) aunque no se incorporó como militante, le dedicó comentarios elogiosos a su líder, Abimael Guzmán, considerándolo como un nuevo tipo de intelectual, cuya valía no se pondera con base en sus escritos, sino en su labor político-partidaria.La bibliografía crítica dedicada al Grupo es abundante, y comprende desde análisis panorámicos hasta otros enfocados en aspectos específicos, como el proyecto narrativo o la repercusión e influencia de las crónicas.Materiales básicos para un estudio crítico (2006), antología dirigida por Néstor Tenorio donde recoge estudios críticos, testimonios de exintegrantes o colaboradores y otros materiales en torno al Grupo que se encontraban dispersos en diferentes publicaciones.