[5][10] Por el contrario, en el Colegio San Francisco de Asís, donde cursó la secundaria, tuvo como profesores a intelectuales como Héctor Cornejo Chávez y Mario Polar Ugarteche, gracias a quienes recibió una formación más laica.
Tanto Luis Reynoso como su esposa eran estigmatizados por haber nacido en Tacna durante la ocupación chilena, algo que le molestaba profundamente, al punto de decirle a su hijo en su lecho de muerte, un año más tarde, «Oswaldito, muero sin patria».
[9][13][14] En 1955 publicó su primer libro, el poemario Luzbel;[15][16] sin embargo, aun cuando parecía iniciar una promisoria carrera como poeta, Reynoso prefirió dedicarse a la narrativa.
[17][19] Según César Toro Montalvo, la sociedad peruana machista y conservadora de ese entonces no estaba preparada para la audacia de Reynoso, no tanto por la temática adolescente (que ya venían abordando otros autores) sino por su tratamiento de temas como la sexualidad (en particular la homosexualidad) y el uso del argot callejero sin eufemismos, como se estilaba hasta poco antes.
Los moralistas pretenden el mejoramiento individual del hombre, quiero que la sociedad entera se salve.
[17][24] En esta ocasión, los encargados de defender la obra fueron Sebastián Salazar Bondy y Mario Vargas Llosa, irónicamente un autor al que Oviedo le había dedicado críticas elogiosas.
[27] En 1970 publicó El escarabajo y el hombre, donde presenta una estructura más experimental (tres planos narrativos superpuestos) y profundiza el trabajo con el lenguaje, a la vez que su visión sobre el hombre y la sociedad se vuelve más pesimista;[28] sin embargo, al momento de su aparición no tuvo la repercusión de sus dos libros anteriores, debido a la censura de la prensa, que apenas le dedicó un comentario, reacción que Reynoso atribuyó al hecho de haber insultado a los críticos literarios durante la presentación en el Palermo.
[20][32] Aun así, permaneció en el país hasta 1989, cuando se produjeron las protestas estudiantiles en la Plaza de Tiananmén que terminaron con la represión del gobierno contra los manifestantes, tras lo cual regresó definitivamente al Perú.
[9] El regreso a su país natal coincidió con el auge del conflicto interno protagonizado por Sendero Luminoso, grupo armado de orientación maoísta liderado por Abimael Guzmán, un ex profesor universitario al que Reynoso conoció en Arequipa.
[35] En paralelo a la persecución policial, Reynoso se encontró con que también era buscado por jóvenes lectores y escritores, por lo que empezó a reunirse con ellos en bares y cafés del centro de Lima, como el Queirolo de la calle Quilca, para departir de literatura o leer las obras que le llevaban; tiempo después comenzó a dictar talleres literarios en su departamento.
[43][44] Sin embargo, Reynoso en varias ocasiones manifestó su desinterés por la difusión de sus obras en el extranjero, declarando que escribía para los lectores peruanos.
[53] De acuerdo con su última voluntad, su cuerpo fue cremado y sus cenizas arrojadas al cráter del Misti.
[54][55] Un mes después de su muerte, y como lo solicitó, fue publicada una foto del escritor junto a un joven desnudo realizada por el fotógrafo peruano Lorry Salcedo.
[64] Un elemento poco abordado en su dimensión específica por la crítica han sido las relaciones homoeróticas, a pesar de ocupar un lugar central en la obra y la estética del autor.
[69] Finalmente, otro elemento relevante en torno a la figura de Reynoso ha sido la política, en especial en sus primeras obras.
El escritor se definía como socialista desde su juventud, y siguió haciéndolo aun después del desencanto que supuso su experiencia en China, lo que le costó desde persecuciones políticas y detenciones (como en 1979, cuando fue detenido por el régimen de Morales Bermúdez, acusado de integrar un levantamiento contra el gobierno, siendo liberado por gestiones de Vargas Llosa)[9][31] hasta la condena pública por sus obras o sus ideas.