La mayor parte de las obras publicadas se descatalogan en algún momento, mientras que libros extremadamente populares, como la Biblia siempre están en catálogo.
Si la tirada inicial se vende por completo y sigue habiendo demanda, el editor imprimirá más copias si es posible.
[2] A menudo, los editores permiten que ciertos libros estén agotados durante largos periodos, y después los reeditan, normalmente con nuevo formato y portada, para aprovechar la demanda que se haya podido generar.
El autor o sus herederos pueden recuperar los derechos de propiedad intelectual una vez que su obra queda descatalogada por el editor.
Si hay suficiente demanda para un libro agotado y pueden resolverse todos los problemas relacionados con los derechos de autor, otro editor podría republicar la obra.