Ciro Alegría

Se dedicó al periodismo, la traducción y la enseñanza universitaria, así como a la literatura, aunque no publicó por esos años.

En 1956 conoció a la poetisa cubana Dora Varona, que era su alumna en la universidad donde enseñaba; con ella se casó al año siguiente.

Tras una ausencia de 23 años, en 1957 retornó al Perú, donde a sus actividades usuales sumó la carrera política: se afilió al partido Acción Popular en 1963 y llegó a ser elegido diputado por Lima ante el Congreso de la República.

Dejó varias novelas inconclusas, así como algunos relatos inéditos, que fueron publicados por su viuda, Dora Varona, quien se convirtió en una gran estudiosa de su vida y obra literaria.

Al momento de ser inscrito, según lo ha contado Constante, se le puso por error como nacido en el año 1909.

No obstante, Ciro terminó por adoptar dicha fecha, ya que así hacía menos complicado el asunto y se evitaba engorrosas tramitaciones de rectificación.

[9]​[10]​[11]​ En 1924 regresó de nuevo a Trujillo, para cursar su educación secundaria en el colegio San Juan.

En especial su madre fue la que tuvo influencia en su vocación literaria, pues a ella solía leerle sus primeros escritos, para luego escuchar atentamente sus comentarios.

Pero fracasó en ese intento, y sin dinero, tuvo que dormir a la intemperie, en las bancas del zoológico.

[18]​[13]​ En 1929 estuvo trabajando en una compañía de construcción, que hizo una carretera y un puente sobre el río Virú.

[18]​ En 1930, tras discutir con Orrego, abandonó El Norte e ingresó a la redacción de La Industria, importante diario trujillano, cuyo director, Miguel Cerro, quedó sorprendido por su talento.

A fines del año participó, junto con otros estudiantes, en un intento de reforma universitaria, movimiento que fracasó.

[21]​[22]​ Allí recibió la visita de la joven Rosalía Amézquita Alegría, su tía en segundo grado, aunque un año menor que él.

El nuevo gobierno dio una ley de amnistía para los presos sin proceso y los que todavía seguían enjuiciados.

Como Ciro Alegría ya había sido sentenciado, aparentemente no le beneficiaba la amnistía, pero un jurista descubrió un decreto que consideraba ilegales las condenas en ausencia.

[1]​[22]​ Ingresó a la redacción del diario aprista La Tribuna de Lima, donde hizo varias crónicas, reportajes y ocasionalmente la sección "Barricada".

[21]​[23]​ Su novia Rosalía lo siguió a Santiago después de un matrimonio religioso en Lima realizado por poderes que Ciro remitió desde Chile.

Fue invitado a Nueva York adonde viajó para recibir el premio, quedando en Lima Rosalía Amézquita y los dos pequeños hijos de ambos.

[2]​ Por esta época se divorció por mutuo acuerdo de Rosalía Amézquita, quien había permanecido con sus hijos en el Perú.

Visitó Trujillo, donde la universidad local lo nombró doctor honoris causa y la Municipalidad le concedió la medalla de plata.

[2]​[31]​ Se afilió al partido Acción Popular, a instancias de su líder, el arquitecto Fernando Belaúnde Terry.

Fue asiduo concurrente a las tertulias que organizaba el librero Juan Mejía Baca, alternando con Martín Adán, Arturo Hernández y Francisco Izquierdo Ríos.

[34]​ Diversas entidades culturales y educativas peruanas, así como una calle en Miraflores (Lima), llevan su nombre.

Ciro se casó por segunda vez con Ligia Marchand, psicóloga puertorriqueña, con quien mantuvo un breve matrimonio sin descendencia.

Ambos autores sintieron siempre una estimación recíproca y se defendieron de inútiles competencias que algunos quisieron establecer entre ellos.

Sus personajes abandonan su comunidad andina (llamada Rumi) al ser sus tierras expoliadas por un cruel hacendado (Álvaro Amenábar), y se desplazan por todo el Perú, intentando ganarse la vida.

La historia cuenta con dos personajes centrales: Rosendo Maqui, que representa al indio sabio, mayor y tradicional, y Benito Castro, el cholo joven que vuelve a su comunidad cuando muere Rosendo para defender el derecho de sus gentes a vivir en sus tierras.

Sus obras tienen un tono épico, destacando la naturaleza y las tradiciones culturales peruanas, conjuntamente con la lucha de sus gentes por su subsistencia.

[42]​ Se ha dicho que la razón del abandono de sus proyectos novelísticos fue la falta de un estímulo editorial, sumada a su recargada labor periodística y docente, así como su precaria salud, todo lo cual influyó negativamente en su voluntad creadora.

Luis Alberto Sánchez dijo en su momento: «Ciro Alegría es, sin duda, el más completo de los recientes narradores peruanos.

Una escena de la revolución de Trujillo de 1932 , en la que participó Ciro Alegría como militante aprista.
El río Marañón, que Ciro Alegría describe en su primera gran novela, La serpiente de oro .
Hotel Waldorf Astoria , donde Ciro Alegría recibió el premio obtenida en el Concurso Latinoamericano de Novela de 1941.
Ciro Alegria fue amigo de Gabriela Mistral (en la foto), a la que dedicó una de sus obras.
El aeropuerto de Limatambo, donde el 4 de diciembre de 1957 Ciro Alegría recibió un multitudinario recibimiento, tras 23 años de ausencia del Perú.
Fue a instancias de Fernando Belaunde que Ciro Alegría se afilió al partido Acción Popular.
Tumba de Ciro Alegría, descansa en el Cementerio Presbítero Matías Maestro .
Fotografía de Ciro Alegría en la portada de su libro de memorias Mucha suerte con harto palo , publicado póstumamente (Buenos Aires, Editorial Losada, 1976).