Se casó con ella y tuvieron cuatro hijos de los cuales Juan José sería el primogénito.
Sus primeros estudios los comenzó en Beas hasta primero de bachillerato y en 1941 se trasladó a Baeza para continuar sus estudios en el mismo instituto donde años antes impartió clases el poeta Antonio Machado, que influyó en cierta medida en Juan José por su inclinación a la literatura.
Luego tuvo que dejar los estudios, se presentó como opositor al cuerpo de topógrafos y sacó plaza en el Instituto Geográfico Nacional lo que le obligó a instalarse definitivamente en Madrid donde compaginaba su trabajo de topógrafo con su afición a la prosa y la poesía.
En Madrid conoció a la farmacéutica Maruja Fernández de Ayala con quien se casó y fruto del matrimonio nació su única hija, Almudena.
Estos organizaban en sus respectivas reboticas tertulias con la asistencia entre otros de: José García Nieto, Santiago Amón, Ramón de Garciasol, etc.[3] También fueron frecuentes sus visitas a las tertulias del Café Gijón y del Café Comercial.
Tras la muerte de su madre en 1958 sintió una especial nostalgia por su tierra natal y desde entonces realizó frecuentes visitas a Palencia.
Allí conoció a otros poetas y pronto se compenetró con ellos integrándose en el grupo de la revista Rocamador.
Allí pasó la primera década de su vida, conoció a su familia paterna y convivió durante esos años con ellos pero su abuelo Antonio, panadero de profesión, no estaba muy conforme con el nombre del nieto y le llamaba «Toñín».
Esa etapa de su vida le quedó marcada en sus recuerdos y años más tarde la reflejó en sus poemas.
Aquellos recuerdos de Machado le influyeron para decidirse por la literatura y en especial por la poesía.
[10] En 1945 acabó el bachillerato en Baeza, pasó la reválida en la universidad de Granada y se trasladó a Madrid para proseguir sus estudios en la Real Academia.
Había decidido estudiar ciencias exactas pero en aquellos años de posguerra, los recursos económicos eran bien escasos por lo que se vio obligado a alternar los estudios con el trabajo y tuvo que desistir de ello.
Como eran imposibles sus objetivos se marcó otros derroteros y se presentó a las oposiciones al Cuerpo de Topógrafos que sacó con gran esfuerzo por lo que pudo empezar a trabajar en el Instituto Geográfico Nacional de España hasta sus últimos días.
[6][7] En Madrid conoció a Maruja Fernández de Ayala con quien se casó y tuvieron una hija, Almudena.
También en ese recorrido entró en contacto con sus gentes, sus raíces, etc. lo que le motivó para dedicar algunos de sus versos a diversas ciudades y monumentos emblemáticos.
Por todo esto la obra de Juan José Cuadros pasó desapercibida y muy poco conocida.
Cuando en 1948 regresó su padre de Francia lo destinaron a Villanueva del Arzobispo, (Jaén), y se instaló allí definitivamente con la familia.
Supo conjugar esa esencia con la visión de aquellos años y con ello creó una rara mezcla que le dio un toque inconfundible.
Estaban relatadas en un castellano antiguo con un toque muy personal y para ello contó con la estimable ayuda de Manuel Carrión desde su cargo en la Biblioteca Nacional.
Otros poetas también eran farmacéuticos y así compaginaban su trabajo con la poesía como Federico Muelas que tenía una farmacia en la calle Gravina de Madrid.
Con la publicación de Navanunca en el número uno de la colección Rocamador y más tarde El Asedio empezó a despegar literariamente, dándole otro realce y visión a su obra que transformó las que publicó posteriormente.