Fernando Beltrán

La ciudad del poemario es nocturna y etílica, como señala Sergio García en la revista Poética.

Su poética quedó definida en los manifiestos Perdimos la palabra (El País, 1987) y Hacia una poesía entrometida (Leer, 1989).

También ha sido llevado al teatro su poemario en prosa Mujeres Encontradas, con versión dramática del grupo La Confluencia y estrenado en el Centro Conde Duque de Madrid y en varias capitales andaluzas.

Pero la experiencia personal nunca es el fin del poema, sino tan sólo su principio, su punto de partida.

El poeta redacta su poesía sin saber su dirección final y dejando que sea el propio poema y su capacidad de vuelo e imaginación quien transforme en texto poético autónomo la experiencia vital del poeta: "Hay que salir siempre del poema de una forma distinta a como entraste en él".

El yo poético se ve transformado por planos del subconsciente que emergen tanto en su conciencia individual como en la colectiva.

El amor surge como una gran constante en la poesía del poeta, como el verdadero entrometimiento, viaje sin fin / a la mujer poema en cada mujer, inalcanzable en su sentido más becqueriano, amada invencible como reza uno de sus títulos, pero rozada desde las propias experiencias del autor.