Para fines estadísticos, la UNESCO ha definido oficialmente las características del libro: “Se entiende por libro una publicación impresa no periódica que consta como mínimo de 49 páginas, sin contar las de cubierta, editada en el país y puesta a disposición del público”.
El estudio de la historia del libro se desarrolló en cuatro etapas en Francia:[3] Las propuestas de Roger Chartier y Robert Darnton son las que han definido esta disciplina,[4] pues en ellas concentra todo el bagaje intelectual desarrollado hasta el momento sobre la historia del libro.
El libro antiguo, evidentemente ligado a la tradición oral de los pueblos produjo obras incluso en la Europa Medieval con los cantares de gesta que eran recitados para el pueblo por los juglares en las lenguas vernáculas cuando la escritura se utilizaba sólo para el latín en los libros litúrgicos.
Las palabras biblos y liber tienen, como primera definición, corteza interior de un árbol.
Excepcionalmente se utilizaron materiales nobles (como mármol o diorita), para grabar inscripciones solemnes, como el Código de Hammurabi.
Esto supone que había una organización en torno al libro, un estudio sobre su conservación, clasificación, etc.
Diferentes soportes fueron utilizados a lo largo de los años: hueso, bronce, cerámica, escamas etc.
Todos los materiales que permiten conservar y transmitir un texto son, por tanto, adecuados para llegar a convertirse en un libro.
Se desenrollaban horizontalmente; el texto está escrito por una sola cara y dispuesto en columnas.
La influencia particular dada a la escritura está motivada por la búsqueda de medios para conservar y transmitir los valores culturales.
Su producción empezó hacia el siglo iii a. C. Conseguido a partir de la piel de los animales (cordero, vaca, asno, antílope, etc.) podía conservarse, por más tiempo, en mejores condiciones; más sólido, permitía, asimismo, el borrado del texto.
El libro (de hueso, escamas, madera o seda) ya existía en China desde el ii milenio a. C..
Se conoce El libro de seda con temas astronómicos escrito para el 400 a. C. El papel fue inventado hacia el siglo i.
El descubrimiento del empleo de la morera se atribuye a Ts’ai Louen, pero es posible que su utilización fuera más antigua.
Son ellos, precisamente, los que transmitieron una parte importante de las obras griegas a Europa.
Los romanos utilizaban también tablas de madera untadas con cera en las que se podía imprimir y borrar los signos con la ayuda de un estilete (que tenía una extremidad acabada en punta y la otra redondeada).
No permite más que un uso secuencial: se está obligado a leer el texto siguiendo el orden en el que ha sido escrito, es difícil poner una referencia para acceder, directamente, a una parte determinada del texto.
Los únicos volúmenes que en la actualidad se siguen utilizando son los del Torá, en las sinagogas.
No se tienen muchas referencias acerca de los libros concernientes a la Grecia clásica.
[cita requerida] Por otra parte, y por necesidades de uso, los monjes reutilizaban raspando los viejos manuscritos, destruyendo así obras muy antiguas, a dichos textos se les denomina palimpsestos, códices borrados o codices rescripti, por haberse vuelto a escribir en ellos.
También se coleccionaban libros en las bibliotecas privadas que adquirieron gran auge en los siglos xiv y xv.
El libro ya no era un objeto único ni artesanal, escrito o reproducido de acuerdo con la demanda.
Por consiguiente, el coste de cada ejemplar baja considerablemente, y a su vez, aumenta notablemente su expansión.
El libro en forma de códice e impreso en papel, tal y como lo conocemos actualmente, aparece a finales del siglo xv.
En 1799, el francés Nicholas Louis Robert, soldado e ingeniero mecánico que trabajaba en la editorial Didot, patentó la primera máquina para producir papel continuo.
Pero tras varias disputas legales, Robert pierde el control de la patente que fue adquirida por los hermanos Fourdrinier.
Ambas hicieron bajar, notablemente, los precios de los libros a la vez que aumentaban su tiraje.
Después del siglo xix aparecieron nuevos tipos de documentos: fotografía, registros sonoros, cine, etc.
Las obras en este formato en un principio tenían pocas restricciones temáticas, legales, materiales, etc.