Hoy se conserva en la Real Academia Española de la Historia en Madrid.
Con él salieron también otros setenta y dos valiosísimos ejemplares (códices góticos, galicanos e impresos incunables).
La importancia de este códice viene dada porque contiene las Glosas Emilianenses, las primeras palabras escritas en castellano y vascuence.
Aspectos Codicológicos El Códice emilianense de los Concilios está considerado como la obra culmen del escritorio.
Redacta, además, una pequeña historia del Reino de Pamplona desde el año 905 hasta 976 en la que alaba al ya fallecido rey navarro Sancho Garcés.
Hoy se encuentra en la Biblioteca del Monasterio de El Escorial.
Este manuscrito une dos códices, el Psalterio y el Libro de Cánticos, y la obra Liber ex floribus psalmorum de Prudencio Galindo.
Ambos cumplían una importante función en el oficio de la antigua liturgia hispana.
Contiene obras de autores cristianos del siglo IV-V al X y es una muestra de las influencias culturales y cristianas europeas que llegaban a La Rioja en el siglo X: las obras de San Jerónimo Contra Iovinianum y el comentario a los salmos Flores Psalmorum, del obispo de Troyes Galindo.
Manuscrito realizado posiblemente en la corte de Nájera, patrocinado por Sancho Garcés II Abarca (970-994).
A todas las copias del códice original Comentario al Apocalipsis de San Juan se les llama beatos.
Lo más importante no es el texto en sí, sino las miniaturas que lo acompañan.
Tiene el gran interés de que intervinieron dos artistas de cronología y concepción artística diferente, ya que comenzó a escribirse e ilustrarse en la primera mitad del siglo XI y se terminó en la segunda mitad de esa centuria.
El saqueo que Almanzor hizo del monasterio obligó a esperar a que se recuperara la capacidad económica para poder terminar esta obra.
El primer artista sigue apegado a la tradición mozárabe de los beatos del siglo X, mientras que el segundo crea sus miniaturas en estilo románico.
El texto que lo acompaña corresponde al pasaje del Apocalipsis 6, 9-11.