La Universidad Central del Ecuador le concedió el título de doctor honoris causa en 2012.
[3] Realizó estudios primarios en la Escuela Espejo, los estudios secundarios los realizó en el Colegio Nacional Juan Pío Montúfar y culminó en el Colegio San Gabriel de la ciudad de Quito.
Sus padres procrearon cuatro hijos, además de Hernán, el mayor, Rodolfo, Edmundo y una mujer, la menor, Ruby.
Colaboró con la Revista del Colegio San Gabriel con el seudónimo de “Tragicristiano”.
Su aporte en la literatura infantil empezaría a través del escrito "El fantasmita de las gafas verdes".
[6] A partir de esta publicación le seguirían otros títulos como: Su enfoque en la literatura infantil es integral y no se limita al aspecto literario puesto que Rodríguez Castelo estudio el tema desde el punto de vista histórico, filosófico, pedagógico y psicológico.
Su aporte a la literatura infantil fue clave para impulsar a este nuevo género que se venía consolidando poco a poco en Ecuador durante la segunda mitad del siglo XX con escritores como María Fernanda Heredia, Edna Iturralde, Lucrecia Maldonado y uno de sus principales exponentes, Rodríguez Castelo.
También participó en varias revistas publicadas por la Casa de la Cultura Ecuatoriana entre la que destaca "Letras".
[9] En la actualidad también se ponen a disposición los títulos en formato electrónico para mayor difusión.
Castelo también abrió nuevos rumbos en la crítica ecuatoriana en campos antes poco explorados como el drama y el cine.
Para ello, Rodríguez Castelo dedicaría las siguientes publicaciones: Por último, se debe también destacar sus valiosos aportes a la historia del Ecuador.
Al igual que la literatura, su obra se caracteriza por su holismo y versatilidad puesto que trata distintas épocas históricas, biografías, historia de instituciones o publicaciones de documentos historiográficos.
Su trabajo en la literatura; su trajinar como ensayista, historiador, lingüista y crítico es de mucho valor.
Como historiador de la literatura amplió la frontera que empezó Isaac J. Barrera en las primeras décadas del siglo XX.
Rodríguez Castelo fue miembro de importantes instituciones literarias, históricas, lingüísticas y culturales, entre las que se encuentran:[12]