Isaac J. Barrera

Su vida se desarrolló alrededor de estas cuatro disciplinas en las que fue un exponente destacado.

En cambio por su madre mostraría siempre un profundo sentido de responsabilidad, que marcaría su vida.

[1]​ Dos años después de haber ingresado tuvo que regresar a su ciudad natal Otavalo, por razones económicas.

[2]​ Siempre mostró interés por la lectura y tempranamente empezó a acumular escritos en periódicos.

[3]​ Sin embargo, no todo fue en vano ya que en este lugar conoció al sociólogo Belisario Quevedo con quien mantendría amistad y a quien más tarde prologaría su "Historia Patria".

[4]​ En 1909 conocería a quien sería su esposa Carmen de Barrera, una mujer con quien compartía su gusto por la cultura y los libros.

En esta revista las publicaciones eran principalmente modernistas, en el estilo inaugurado en Latinoamérica por Rubén Darío y José Asunción Silva.

Sin embargo, debido a la expresión tardía que tuvo este tipo de literatura en Ecuador, la revista fue evolucionando hacia nuevas formas de escribir incluyendo a la postre estilos cercanos al naturalismo, más influido por Estados Unidos en contraste con el modernismo, más bien francés.

Isaac usaba el seudónimo J. Collahuazo en honor al escritor otavaleño del siglo XVIII.

Desde entonces empezó a desarrollar las ideas y conseguir los recursos para escribir su obra cumbre la "Historia de la Literatura Ecuatoriana".

Su trabajo le generó reconocimiento y se convirtió en el fundador del Instituto Cultural Ecuatoriano.

Además de esto, su posición neutral frente al presidente Arroyo del Río tampoco ayudó mucho.

Sin embargo, al final su talento fue reconocido y supo ganarse el aprecio de personas que pensaban diferente a él o que venían de trasfondos culturales distintos.

[8]​ Isaac fue una persona disciplinada, a veces rígida, con una ética de trabajo fuerte que la volcó hacia sus abundantes lecturas y su escritura prolífica.

[7]​ Además de su actividad literaria, su fama le había hecho involucrarse en la política y en cargos públicos.

En esta obra, Isaac reflexionaba:[12]​ Siempre mantuvo reservas sobre los resultados de la revolución liberal, algo que era compartido por más personas en la época, puesto que con la llegada al poder de la coalición liberal, no duró mucho la unidad y los resquebrajamientos empezaron a presentarse dentro de los integrantes y las personas que simpatizaban con la causa.

Su legado sería expandido por el crítico literario e historiador Rodríguez Castelo en los años posteriores.

Ante su muerte, el sociólogo Pío Jaramillo Alvarado se pronunciaría de la siguiente manera:[16]​

Isaac J. Barrera retratado en la Revista América
Isaac J. Barrera junto a Gonzalo Zaldumbide
Al margen de mis lecturas, de Cervantes a Montalvo. Ensayos recopilados de Isaac J. Barrera en la etapa final de su vida.