Se caracterizaba por oponer al utilitarismo anglosajón los valores de la cultura greco-latina heredados del Imperio español en Hispanoamérica.
En ella, Rodó proponía el rescate de la cultura latinoamericana en toda su unidad y en su conjunto.
El simbolismo e ideologización que de esos personajes hizo Rodó fue antecedido por los del filósofo e historiador francés Ernest Renan y del educador y periodista brasileño José Veríssimo.
Rodó creyó encontrar así una solución cultural a la profunda problemática económico-política de América Latina.
[7] En otras palabras, Ariel es un ensayo anti-popular, contra la vulgaridad democrática y la emergencia de las masas.
Asimismo, el idealismo latinoamericanista proporcionó a la actuación de los intelectuales mayor sentido del que podrían lograr los nacionalismos estrechos, capacitándolos a la vez para ver por encima de sus frustrantes y limitadoras situaciones regionales o nacionales, lo que fue una inspiración para pensadores como el argentino Manuel Baldomero Ugarte y el mexicano José Vasconcelos.
Esta visión de los Estados Unidos fue repetida por intelectuales como el colombiano Carlos Arturo Torres y el venezolano Rufino Blanco Fombona.
[8] Además, en Chile sus ideas serían tomadas por el grupo Los Diez, conformado por arquitectos, escritores, escultores, músicos y pintores.
Destacarían Eduardo Barrios, Acario Cotapos, Augusto d'Halmar y Pedro Prado, entre otros.
[9] Por último, tendría además influencia en Ecuador, particularmente en dos escritores importantes, Isaac J. Barrera, quien sería el crítico literario más destacado de su generación, y en su contemporáneo Gonzalo Zaldumbide, quien dedicaría un estudio a Rodó y una novela en estética modernista titulada Égloga trágica.