Ese mismo año surgió Los pájaros errantes, reputada como su obra lírica más lograda, recogiendo herencias parnasianas y simbolistas.
Le sigue en 1920 la que pasó a ser su obra más importante y conocida: Alsino, una historia con un plano mítico y filosófico relevante, escrita en prosa pero cargada de un lenguaje poético y simbólico, protagonizada por un pequeño niño campesino que sueña con emular a Ícaro; se lanza de un árbol y, producto del golpe, le crece una joroba en la espalda de la cual le nacen unas alas que harán posible su anhelo de volar.
Su autor lo llamó «poema novelesco» y así lo subtituló en la primera edición.
3, 1919), así como en Del sacrificio y la salvación de la belleza publicado en el n.º.
En 1924, tras la deposición de Arturo Alessandri, no habiendo estado nunca involucrado en política, redactó el ensayo Bases para un nuevo Gobierno y un nuevo Parlamento, del que la Junta Militar de entonces quiso declararse coautora, negándose a ello Prado.
Expuso en el Salón Oficial de Santiago en 1921, siendo nombrado ese mismo año director del Museo Nacional de Bellas Artes, cargo en el que permaneció hasta el año 1923.
Mientras fue director del Bellas Artes dirigió reparaciones al edificio y denunció las precarias condiciones de su construcción, que había quedado inconclusa y con fallas estructurales evidentes, a poco más de una década de su inauguración.