Juan Francisco González

Símbolo de las nuevas generaciones creativas a las que se vio enfrentada el Chile del siglo XX, su estilo es muy semejante al impresionista pero no en su plenitud.

Tiempo más tarde, por curiosidades del destino y teniendo tan solamente catorce años de edad, conoció al maestro pintor Pedro Lira, quien le recomendó que siguiera su carrera en la Academia de pintura, detectando el futuro del chico.

España, Italia, Inglaterra, Francia y Alemania le inculcaron un arte mucho más moderno que el tradicional.

González buscó permanentemente en la pintura una expresión más libre; para tal efecto, investigó con la materia pictórica, logrando, por ejemplo, transparentar el óleo hasta conseguir que tuviera un aspecto similar al de la acuarela.

La agilidad de ejecución, la factura manchística y la cala atmósfera, lo unieron en hermandad con los jóvenes que revolucionaron las artes visuales en París, en el siglo XIX.

Su espíritu joven lo mantuvo siempre vigente, el pintor pensaba que: «la gracia no está en la verdad misma sino en el modo personal de expresarla.

Según la historiadora Isabel Cruz González, «caló como ninguno en su tiempo la esencia de lo popular chileno, estampándolo en la tela con intacta frescura».