Eduardo Barrios

No obstante, en sus años de colegial, trabó amistad con los hermanos Francisco y Ventura García Calderón Rey, hijos del expresidente peruano deportado a Chile durante la guerra, Francisco García Calderón, y quienes años después llegarían a ser también reconocidos escritores.

Debutó en la literatura en la primera década del siglo XX, con cuentos y obras de teatro.

[8]​ Al año siguiente, en 1918 aparece su novela Un perdido y cuatro años más tarde El hermano asno, considerada como uno de sus mejores libros.

Se editó en Chile, México y Brasil en forma simultánea, alcanzando los 70 mil ejemplares el primer año.

[10]​ Aunque sus obras tienen también rasgos propios del criollismo, su prosa es principalmente modernista y neromántica, según ha anotado el profesor John Walker en su libro Metaphysics and Aesthetics in the Works of Eduardo Barrios (Metafísica y estética en las obras de Eduardo Barrios).

[11]​ Alone, que destacaba la belleza de su estilo como la máxima virtud de Barrios y constataba que escribía «admirablemente, con suavidad, trasparencia, nobleza», señalaba también su lado débil: «su inventiva y su vigor no suben a la misma altura»; «carece de nervio, sus personajes, bien estudiados, bien puestos, no dejan huella durable: algo les falta, animación, espontaneidad; están bien, pero no demasiado bien».

[12]​ En 1962 la Editorial Zig-Zag sacó sus Obras completas en dos volúmenes, de las que se excluyeron las tres piezas teatrales: las dos citadas anteriormente, más Vivir (1916).

[14]​ Sobre El hermano asno dijo: «En este libro está, más que en ningún otro de Barrios, la insigne honradez de un escritor que quisiera desnudar el lenguaje hasta su último recurso retórico, hasta la última metáfora, para dejar el sentimiento como en carne viva.

Eduardo Barrios publicó en el primer número de la revista Atenea (1924).
Eduardo Barrios (1914).