Estudió la primaria en la Filantrópica e inició la secundaria a los 11 años en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte.
La poesía no fue el único género literario que Medardo Ángel Silva desarrolló; fue cronista, narrador, editor, crítico, publicista y músico.
Sobre esta última, recuerdan sus amigos que interpretaba magníficamente una pianola Playotone ubicada en una habitación del diario El Telégrafo donde trabajaba.
[5] En las crónicas La ciudad nocturna -diario El Telégrafo, abril de 1919- retrata al Guayaquil bohemio y marginal.
Envió sus primeros poemas al periódico local El Telégrafo, pero fueron rechazados debido a su corta edad.
A inicios del siglo XX, en el Ecuador se da una “Apasionada irrupción lírica”.
Tardíamente -dicen algunos- mientras en América el auge modernista llegaba a su fin, en el Ecuador los frutos de este movimiento nos traían las poesías de Arturo Borja (1892-1912), Ernesto Noboa y Caamaño (1892-1927), Humberto Fierro (1890 - 1928) y Medardo Ángel Silva (1898-1919).
Bautizados como “Generación Decapitada” por el escritor Raúl Andrade, los modernistas ecuatorianos «aludiendo simbólicamente al hecho criminal de su autovictimación consciente a través de las lecturas exóticas, la bohemia y los estupefacientes que les fue pasión caracterizante en la corta existencia que llevaron» se han convertido sin duda en el movimiento más destacado de la literatura ecuatoriana.
Cabe recalcar que Silva era el único del grupo de baja posición económica, perteneciendo los otros a las élites capitalinas.
Aparecen así mismo varios reproches a la Vida, la cual Silva sentía que lo miraba "como una reina ofendida".
Otro carácter recurrente en su poesía es el tedio inacabable y un sufrimiento que se manifiesta sin motivo alguno.
Jaime Nebot Saadi,[9] cuyo primer ejemplar fue entregado a su nieto, René Colón Quevedo Silva.
[10][11] 'Medardo' la película, apareció en el año 2015, está inspirada en la breve pero intensa vida del poeta ecuatoriano Medardo Ángel Silva, esta película revela detalles íntimos de uno de los escritores guayaquileños más importantes del siglo XIX: su poesía apasionada y profunda, su fuerte atracción hacia la muerte, su amor imposible por una joven de 15 años y su continuo conflicto con una sociedad hipócrita y conservadora.
Se ha convertido en un gran atractivo, ya que las personas pueden tomarse fotos junto al escritor, quien yace sentado en una banca de bronce, leyendo un libro.
Jaime Nebot Saadi, cuyo primer ejemplar fue entregado a su nieto el jurista guayaquileño René Colón Quevedo Silva.
[18] Las Obras completas de Medardo Ángel Silva tiene 779 páginas, la múltiple creación del poeta guayaquileño.
Da a la estampa la novela campesina María Jesús, los cuentos y las crónicas de Silva.