Alfredo Gangotena

Sus inicios tienen lugar dentro del contexto modernista ecuatoriano, marcado por el simbolismo francés y el parnasianismo.

En París, Jules Supervielle, Max Jacob y Jean Cocteau, con quienes mantenía fuertes lazos de amistad, le animaron a publicar su poesía.

Terminado el anterior periodo francés Gangotena se ve de nuevo instalado en los Andes.

El contraste con París le provoca un fuerte remezón existencial, junto con la incomprensión de su medio cultural, dominado por la estética y las políticas del indigenismo.

Esto sin embargo no dejó de ser curioso puesto que su obra fue reivindicada posteriormente por la crítica por su alta calidad.

Los poetas Jorge Carrera Andrade y Gonzalo Escudero tradujeron su obra para que sea mucho más difundida.

[6]​[7]​ Como contexto histórico, es importante recalcar que Gangotena regresa al Ecuador durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial.

Por eso Gangotena organizó protestas contra el régimen nazi en Quito, apoyando a la resistencia francesa.

Afirmó que la nación francesa era una “patria espiritual”, pero sus pensamientos y ojos siempre se mantuvieron en su país natal, Ecuador.

[11]​ Sin embargo, su poesía no llegó a ser traducida al inglés.

[12]​ Sus poemas Orogénie (1928), L'orage secret (1926-1927), Absence.1928-1930 (1932)[13]​ -con excepción de los dos últimos fragmentos, en español-, Jocaste (1934), Cruautés (1935) y Nuit (1938) pertenecen al corpus francés.

El poemario en español Tempestad secreta es su último volumen conocido, junto con "Hermenéutica de Perenne Luz", poética inconclusa publicada póstumamente.

Gangotena, junto a escritores ecuatorianos como Jorge Carrera Andrade y Gonzalo Escudero son poeta calificados como vanguardistas.

[16]​ Además fueron una alternativa al realismo social que dominó la escena literaria durante la primera mitad del siglo XX en Ecuador.

Estos autores vanguardistas serían después rescatados por la nueva ola literaria que se desarrolló en ese país desde la década de los sesenta en adelante.

[18]​ Además, sus estudios en la ingeniería en minas también influyeron su poesía y nunca los abandonó del todo.

Antes, Georges Pillement, en los veinte, y Eduardo Riofrío, en 1945, habían sido sus primeros traductores, pero sin incidencia permanente en la recepción de esta obra.

[20]​ En las décadas subsiguientes, Fernando Tinajero e Iván Carvajal, se dedican a la lectura de la obra gangoteneana.

Tempestad secreta