La zona central se identifica principalmente con las tradiciones rurales del campo chileno y la denominada cultura huasa, que se extiende entre las regiones de Valparaíso y del Biobío, mayoritariamente.Publicaron, principalmente durante las primeras décadas del siglo XX, estudios lingüísticos y filológicos, diccionarios, estudios comparativos entre los folklores nacionales de iberoamerica, rcopilaciones de cuentos, poesía, tradiciones religiosas, etc.En 1909, por iniciativa de Ramón Laval, Julio Vicuña Cifuentes y el erudito y lingüista alemán naturalizado chileno Rodolfo Lenz, se fundó la Sociedad del Folklore Chileno, la primera de su tipo en América, que dos años después se fusionaría con la recién creada Sociedad Chilena de Historia y Geografía.[7] En el terreno del folclore chileno también fue su labor pionera, publicando en 1894 el primer trabajo conocido sobre la Lira Popular y estimulando la formación de un equipo de jóvenes folcloristas que constituyeron la primera generación en los estudios sobre las culturas populares.Con asistencia de: Aureliano Oyarzún Navarro, Ismael Edwards Matte, Domingo Santa Cruz, Oreste Plath, Ricardo Donoso, Raúl Silva Castro, Benedicto Chuaqui, Andrés Sabella, Carlos Lavín, Oscar Cortés, Humberto Grez, Leopoldo Pizarro, Vicente Reyes Covarrubias, Víctor Castro, Gualterio Looser, Luis Gómez Catalán, Alberto Ried Silva, Remigio Acevedo, Carlota Andrée, María Luisa Sepúlveda, Camila Bari de Zañartu, Emilia Garnham, Carlos S. Reed, Sady Zañartu, Juana Risi de Maldini, Josefa Turina, María Bichón, considerándose todos ellos socios y miembros fundadores.[13] Así como su consejo presidido por la hija de Oreste, la experta en arte y folclor,[14] maestra Karen Plath Müller Turina.En esta zona los bailes se caracterizan por ser de origen religioso y festivo.En la zona central del país, las expresiones folclóricas se vieron fuertemente influenciadas por la colonización española y allí se asentaron ciertas danzas tradicionales que persisten hasta el día de hoy.La cueca, consagrada como danza folclórica nacional, se practica en esta área asiduamente, mucho más que en todas las otras regiones, con la mayor penetración en los distintos estratos socioeconómicos y educacionales.En el Archipiélago de Chiloé el folklore también tiene características particulares, pues se mantuvieron con pocos cambios muchas tradiciones españolas y otras se mezclaron con las huilliches, dando lugar a formas de expresión nuevas.Durante la guerra de Independencia de Chile, en que Chiloé se mantuvo fiel a la Corona, los soldados realistas introdujeron a las islas bailes como el chocolate o el pericón que luego se transformó en pericona.Aparte de los bailes festivos, se tocan pasacalles durante las fiestas religiosas, acompañados siempre por guitarras, bombos y acordeones.El folclore[22] más tradicional ha sido ejecutado a través del tiempo por diversos artistas, destacando algunos como Silvia Infantas, Margot Loyola, Nicanor Molinare y conjuntos como Los de Ramón y Los Huasos Quincheros.De este movimiento destacan músicos como Víctor Jara, Patricio Manns, Violeta Parra y grupos como Illapu, Inti-Illimani, Los Jaivas .[26] Se denomina música autóctona o aborigen al folclore hecho y tocado por ciertas etnias culturales propias del país.Las tradiciones populares y folklóricas asociadas a la literatura oral (poesía, cuentos, adivinanzas, mitos, leyendas, etc.) son de una gran riqueza y varían de acuerdo a la zonas geográficas.Se denomina Canto a lo Poeta a una antigua tradición musical y literaria de Chile, enmarcada dentro de la poesía popular, y que se encuentra plenamente vigente.En el folclore chileno del Valle Central de Chile existía, hasta mediados del siglo XX, una rigurosa división de la poesía y música popular según el sexo del intérprete, ostentando cada rama sus propios argumentos, métrica, canto e instrumentos:[27] Esta forma de versificación llegó en la Colonia y se difundió por toda América.Cuando la payada es a dúo se denomina «contrapunto» y toma la forma de un duelo cantado, en el que cada payador debe contestar payando las preguntas de su contrincante, para luego pasar a preguntar del mismo modo.Fue perseguida por las autoridades durante el siglo XIX, y sus letras se conocieron como la «lira popular» En los años 1950, Santos Rubio, el cantor popular ciego, llevó las payas a las compañías disqueras; durante los siguientes años se publicaron discos y casetes con grabaciones de encuentros de payadores.Durante los años 1990, en Radio Umbral, se mantuvo un programa semanal de payas donde los payadores Pedro Yáñez y Eduardo Peralta respondían a las propuestas y desafíos que el público les pedía telefónicamente.
Rodolfo Lenz en 1915.
Contribución al folklore de Carahue
, Ramón Laval Alvial, 1916.
Logo Sociedad de Folclor Chileno (sucesora de la Asociación Folklórica Chilena).