Kunz Haas (aproximadamente de la misma época) escribió: "Ahora están bailando el impío Weller o Spinner.
[12] El diarista Thomas Raikes relató más tarde que "ningún acontecimiento produjo nunca tanta sensación en la sociedad inglesa como la introducción del vals en 1813".
En su origen tenía un movimiento lento aunque, ahora se ha convertido en una danza de ritmo vivo y rápido.
Con este nombre se conoce por ser un baile binario, en un tempo que comprende entre 110 y 180 intervalos por minuto.
Existen también versiones lentas (tempo de 60 a 80), denominados «vals inglés» o «boston».
Se refiere a un aire en compás de 2/4, 3/4 o 6/8, con un tempo moderado y con un carácter suave y sencillo, lo cual se corresponde con el instrumento del que toma su nombre: musette o cornamusa.
Estas piezas se bailaban en los ballets franceses de comienzos del siglo XVIII.
En general el valsecito criollo tiene una instrumentación (acompañada de una típica vocalización por parte de un o una cantante) que está más próxima al tango, aunque su ritmo, más lento y armónico, y el compás de 3/4 usualmente utilizado, se deriva del vals clásico o, mejor dicho, del vals vienés.
Esta danza considera las características del vals típico, en que el hombre y la mujer bailan enlazados; sin embargo, su característica personal es que se pronuncia con mayor intensidad los saltos y la forma de abrazar a la pareja.
Entre sus máximos exponentes estuvieron Vicente Blacio, Juan Luces C., Luis Manuel Gálvez, Salvador Bustamante, Antonio C. Cabezas y José Ignacio de Veintimilla.
La música creada en el territorio ecuatoriano: «Porvenir», «Mi Pensamiento», «Presidente Alfaro», «Últimas Quejas», «Luz de Luna», «Chile» y «Ecuador».
La recopilación del vals quiteño estuvo a cargo de Carlos Bonilla Chávez y sus 6 cuerdas.
Cuenta las siguientes obras más reconocidas: Danza influenciada por los ritmos negros del Perú que se desarrolló a lo largo del siglo XIX y siglo XX en la costa peruana, y en particular en la ciudad de Lima.
Sus compositores e intérpretes más famosos fueron Felipe Pinglo Alva, Oscar Avilés, Lorenzo Humberto Sotomayor, Filomeno Ormeño, Jorge Huirse, Arturo Cavero, Los Morochucos, Los Troveros Criollos, Los Embajadores Criollos, Chabuca Granda, Lucha Reyes, entre otros.
Desde la aparición en los ochenta del vals «Bandida» de Los Troveros Criollos hasta la actualidad, este género ha sido renovado por obras de fusión musical chill out o por influencia del jazz y el bossa nova.
A partir de esto, el compositor Antonio Lauro tomó una importante literatura del vals para la guitarra.
Aun cuando muchos músicos firman sus composiciones con sus nombres, la mayoría han dejado sus creaciones en el anonimato.
En Venezuela se le conoce como valse y el pasillo ecuatoriano goza de gran popularidad, en su propio país.
Además, es menester mencionar el trabajo de un compositor internacionalmente conocido y de origen mexicano, el Maestro Juventino Rosas, autor del vals «Sobre las olas»; incluso hay una película del autor con Pedro Infante como su intérprete.
En Nicaragua, se destacó José de la Cruz Mena con muchas composiciones, siendo «Ruinas» la más reconocida entre todas sus obras.