Es tocado por los campesinos huasos principalmente como acompañamiento instrumental para el género tradicional chileno de cantar poesía conocido como «canto a lo poeta», pero algunos virtuosos también han comenzado a desarrollar las posibilidades solistas del instrumento.
[3][4][5] Es un cordófono de 25 cuerdas, cuyo origen se remonte, quizá, a las postrimerías del siglo XVI.
Para muchos este es un instrumento genuinamente rural, aunque en los últimos años haya vivido una recuperación de su práctica y construcción en zonas urbanas.
Su carácter solemne, su renombrada antigüedad y la belleza de los recursos sonoros que posee, lo han convertido con los años en un perfecto acompañante para actividades ceremoniales, llevándolo desde las ruedas de cantores hasta las misas en que va apareciendo cada vez con más frecuencia.
Está construido de madera y, como en la mayor parte de los cordófonos derivados del laúd y la vihuela, se distinguen cuatro secciones en su construcción: