Capitulare de villis vel curtis imperii

Por esta larga resolución de 120 artículos (los famosos capitulæ), Carlomagno intentó, ocho siglos antes que Sully, reformar enteramente la agricultura y la administración de sus inmensos dominios, ya que estos se extendían desde Alemania hasta España.[cita requerida] Este texto, que se interesa y describe minuciosamente miles de cosas y actividades (los oficios, tejidos, la caza, la carnicería, la medicina, la botánica, la agricultura, la alimentación, así como la autoridad atribuida a la reina, la enseñanza y la creación de escuelas, etcétera) es evidentemente una obra que no pudo escribirla un solo hombre, sino que fue obra de un equipo completo.[cita requerida] Sin embargo, si se intenta asignar una autoría a este famoso capitular, se debe señalar a los eruditos más importantes de la época, entre los que destacan sin duda los monjes.[cita requerida] Aunque la identificación de las especies precisas no sea siempre fácil, la larga enumeración de las 94 plantas (73 hierbas, 16 árboles frutales, 5 plantas textiles y tintóreas) que los dominios reales tienen el deber de cultivar, contenida en los capítulos 43, 62 y sobre todo el capítulo 70, da indicaciones precisas sobre los frutos y verduras cultivadas en la época en países tales como Francia.Se obtienen así tres clases de jardines diferentes: Sin embargo los monjes sabían también que podían cultivar ruibarbos al pie de los nogales y hacer enredar la vid en los manzanos… Actualmente muchos monasterios poseen un jardín (más o menos) conforme al capitular.
Capítulo LXX de los "Capitulare de villis vel curtis imperii"