Es nativa de la región mediterránea, aunque se ha naturalizado en muchos lugares del mundo.
Tiene una larga tradición tanto de usos medicinales como culinarios y durante los últimos tiempos se utiliza también como ornamental en los jardines.
Se encuentra en la Europa mediterránea, en sitios rocosos y herbazales secos, desde el nivel del mar hasta zonas montañosas.
Hojas pecioladas, oblongas y ovales, más raramente lanceoladas, con la nervadura bien marcada.
Plinio el Viejo dijo de esta última planta que se llamaba salvia por los romanos, y se utilizaba como un diurético, un anestésico local para la piel, un astringente y para otros usos.
[2] La planta tenía una gran reputación en toda la Edad Media, con muchos dichos en referencia a sus propiedades curativas y valor.
[2] La mayoría de ellos son cultivados más frecuentemente como ornamentales que por sus propiedades herbales, como pequeños arbustos y cubre suelos, especialmente en ubicaciones excesivamente soleadas.
Otros componentes aislados son la salvigenina, lupeol, β-sitosterol, estigmasterol, columbaridiona, atuntzensina A y miltirona.
[9] Tiene muchas propiedades medicinales como antisudorífica, hipoglucemiante, emenagoga, estimulante, antiespasmódica, astringente y antiséptica.
En la medicina tradicional austriaca la Salvia officinalis administrada por vía oral, como infusión o masticada, se utiliza para el tratamiento de enfermedades del tracto respiratorio y gastrointestinal, boca y piel.
En la cocina occidental, se usa para condimentar carnes grasas (especialmente las marinadas), quesos, y algunas bebidas.
A pesar del uso común de hierbas tradicionales y disponibles en la cocina francesa, la salvia nunca halló preponderancia allí.
Salvia officinalis fue descrita por Carlos Linneo y publicada en Species Plantarum 1: 23, en 1753.
[19] Véase: Salvia officinalis: epíteto latino que significa "vendida en herbolarios, medicinal",[20] y se refiere al uso medicinal, officina, el cual fue una hierba tradicional en expendios medievales de los monasterios.