Es casi insoluble en agua, pero es bastante soluble en algunos solventes orgánicos comunes.
Volatiliza rápidamente a temperatura ambiente y posee un aroma acre o pungente.
A mediados del siglo XIX, fue usado como un combustible para las lámparas; sin embargo, su uso se vio limitado por su explosividad.
Se le atribuyen propiedades hipocolesterolémicas e hipotrigliceridémicas, reduciendo tanto el colesterol como los triglicéridos.
Finalmente, se aísla por destilación fraccionada a presión reducida.