La figura derecha muestra su estructura química general, donde R simboliza un radical del grupo alquilo, como metilo, etilo, propilo o butilo.
Por ello, son un tipo de compuesto químico utilizado habitualmente en las industrias cosmética y farmacéutica.
[2] Los parabenos más usuales son metilparabeno (methylparaben, Número E E-218), etilparabeno (ethylparaben, E-214), propilparabeno (propylparaben, E-216) y butilparabeno (butylparaben).
Otros parabenos menos comunes son isobutilparabeno (isobutylparaben), isopropilparabeno (isopropylparaben), bencilparabeno (benzylparaben) y sus sales.
Sin embargo el problema de los parabenos químicos se encuentra en la forma en que son metabolizados por el cuerpo humano.
El metabolismo del cuerpo humano es capaz de eliminar con relativa facilidad los parabenos si los hemos consumido por vía oral, en cambio, si los hemos consumido a nivel tópico son más difíciles de sintetizar por nuestro organismo.
Sin embargo, cuando los parabenos se ingieren son metabolizados haciéndoles perder su grupo éster, de forma que su actividad xenoestrogénica disminuye.
Esta especie constituye un punto intermedio crucial, porque puede evolucionar en cualquier dirección en presencia de ácido mineral como catalizador.
La hidrólisis del éster transcurre a través de la secuencia inversa y está favorecida en medio acuoso.
Estudios en roedores sobre los efectos agudos, subcrónicos y crónicos indican que los parabenos son prácticamente no tóxicos.
Aunque algunos científicos creen que puede haber una correlación basándose en el primer estudio citado.
Experimentos en animales han demostrado que los parabenos tienen una débil acción estrogénica, actuando como xenoestrógenos.
[21] En un estudio in vivo, se determinó que el efecto del butilparabeno era aproximadamente 100,000 veces más débil que el estradiol, aunque este efecto sólo fue observado cuando se empleaban dosis 25,000 veces mayores a las utilizadas realmente en los conservantes de los productos.
[26] Los estudios mencionados anteriormente han provocado un debate científico que se ha convertido en controversia popular propagada mediante correos electrónicos masivos.
[27][28] Esta controversia ha despertado la preocupación sobre el posible potencial carcinógeno de los parabenos[29] y sus efectos estrogénicos[30] en su uso continuado como conservantes, aunque la comunidad científica no haya encontrado ninguna correlación con el cáncer y la mayoría coincida en que cualquier causalidad es improbable.