Xenoestrógeno

Los xenoestrógenos son compuestos nuevos, diseñados y desarrollados por el ser humano, que difieren de los arquiestrógenos (antiguos, presentes en la naturaleza) producidos por los organismos vivos.

Los xenoestrógenos han estado siendo introducidos en el medio ambiente por compañías industriales, de agricultura y químicas sólo en los últimos 70 años, aproximadamente, pero han existido compuestos similares en el ambiente desde el comienzo de la vida misma.

En un estudio de Sharpe y Shakkeback, publicado en The Lancet en 1993, los investigadores atribuyeron la incidencia de la caída en el conteo espermático en varones a la incrementada exposición a estrógenos en el útero.

[3]​ La ubicua presencia de tales sustancias estrogénicas es una preocupación significativa para la salud, tanto individual como colectiva.

[5]​ Un estudio del 2005 por Belcher y sus colaboradores demostró que incluso cantidades muy bajas de un xenoestrógeno, en este caso Bisfenol A, puede afectar las señales neurales fetales más que niveles mayores (PMID 16123166), indicando que los modelos clásicos donde la dosis iguala a la respuesta puede no ser aplicable en un tejido susceptible.