Los republicanos lograron hacer realidad todo su programa: decretaron la libertad de los esclavos negros y la abolición perpetua de la institución esclavista, implantaron su política proteccionista y aumentaron el gasto del Estado en proyectos que trajeron mejoras federales.
Terminada la Guerra Civil, comenzaba la parte más difícil del proceso histórico conocido como la Reconstrucción, que ayudó a consolidar el dominio de los republicanos.
Muy pronto Johnson entró en conflicto con los republicanos radicales (el sector mayoritario del Partido Republicano) que deseaban castigar a los estados del sur por su pasada rebeldía, y que además querían imponer sus reformas radicales en relación con los antiguos esclavos.
Durante esta etapa de hegemonía casi absoluta del Partido Republicano, el país vivió una gran expansión económica.
Desde 1933 hasta 1953 los republicanos tuvieron que permanecer en la oposición; fueron veinte años en los que perdieron cinco elecciones presidenciales consecutivas (cuatro ganadas por Roosevelt y una por Harry Truman), y en al menos una ocasión (1937) quedaron reducidos a una minoría insignificante en el Congreso.
A pesar de obtener un muy mal resultado, Goldwater influyó notablemente en la evolución ideológica que los republicanos harían en las décadas siguientes hacia posiciones mucho más liberales en lo económico y conservadoras en lo social.
Así, Goldwater empezó el viraje del GOP hacia la derecha que la era Reagan haría irreversible.
Los republicanos hicieron grandes reducciones a los impuestos para intentar estimular el ahorro, esto activó la inversión y con ello se generó un crecimiento económico, que significó más empleo y mayores ingresos, aunque la tasa de crecimiento fue menor que durante la etapa anterior de 1950-1973 debido las más recurrentes crisis económicas y financieras que empezaron a suceder.
[41] Este giro a la derecha, sofocaría al ala más liberal del partido, reemplazándola por un auge de los sectores más nuevo liberales, integristas religiosos, y libertarios en el seno del partido y de la derecha estadounidense.
[44][45] Después de la Era Reagan, el Partido Republicano continúa albergando una gran facción política favorable al libre mercado y a políticas liberales, aunque existe una facción importante del partido que apoya el proteccionismo económico.
En términos económicos, el Partido Republicano se encuentra dividido entre una facción que aboga por la promoción del libre mercado y otra con inclinaciones más proteccionistas.
Los republicanos liberales (la denominación liberal en Estados Unidos se interpreta como izquierdista, a diferencia de Europa donde se asocia con la centroderecha) eran el ala del partido más próxima a las ideas que suelen asociarse con los demócratas (de hecho estos republicanos piensan y actúan casi como demócratas).
Sin embargo, algunos observadores prefieren no hacer distinciones entre esta tendencia y la de los derechistas religiosos refiriéndose también a aquellos como conservadores sociales.
Por poner un ejemplo, el Ex secretario de Estado Colin Powell se definía a sí mismo como «un conservador en temas fiscales (conservador fiscal) y un moderado en temas sociales y políticos»; aunque sus críticos dentro del partido lo califican de RINO (liberal).
Otro caso es el del senador John McCain, que es considerado muy conservador; pero cuyos puntos de vista en algunos temas lo hacen lucir a veces como un moderado.
[65] Es ampliamente reconocido que durante la presidencia de Donald Trump, se intensificó considerablemente la guerra comercial entre China y Estados Unidos.
No obstante, es importante señalar que el discurso anti-China ha sido particularmente prominente dentro del Partido Republicano.
Los blancos no hispanos son todavía la mayoría de la población estadounidense, pero gradualmente van reduciendo su tamaño mientras las minorías étnicas aumentan el suyo.
La minoría negra afroamericana (llamada así, entre otras razones, para diferenciarla de los negros hispanos o latinos en las estadísticas oficiales) es el grupo étnico más comprometido con un solo partido; en todas las elecciones, sobre todo en las presidenciales, más del 90 % vota por los candidatos del Partido Demócrata.
Ellos fueron dos de los treinta y dos candidatos al Congreso afroamericanos que presentó el Partido Republicano en esas elecciones.
[73] Pero al mismo tiempo que Scott entraba al Senado, Allen West abandonaba la Cámara de Representantes porque perdió en su intento de ser reelegido, por lo que actualmente no hay ningún afroamericano republicano en esa Cámara del Congreso.
Desde hace unos años la población hispana o latina es ya la minoría más numerosa del país, y seguirá creciendo para ser un porcentaje cada vez más importante de la población total estadounidense; así que para ganar las elecciones un partido requiere de su apoyo.
Tradicionalmente la gran mayoría de los mexicano-estadounidenses (los latinoamericanos más numerosos en Estados Unidos), puertorriqueños, dominicanos, y otros grupos latinos votan siempre por los demócratas.
Cada vez hay más funcionarios electos (Representantes federales y estatales, senadores estatales, concejales, etc.) del Partido Republicano que son de origen Latino; sobre todo en Estados de fuerte presencia hispana como Florida, California y Texas.
La idea a futuro del Partido Republicano, poder atraer a las minorías, hasta hoy claramente inclinadas hacia el Partido Demócrata, sin perder el apoyo de sus aliados tradicionales y manteniendo su condición de «fuerza conservadora».
Posteriormente se desató una polarización interna entre moderados y conservadores; estos últimos han revitalizado la oposición con su dura y radical campaña contra Obama, simbolizada en el Tea Party Movement, al precio de ocasionar un amargo enfrentamiento con los moderados que temen que esa radicalización a la derecha, aunque sirva para movilizar a la opinión pública contra Obama, al final pueda alejar a los electores independientes de centro.
[79] Su victoria en las primarias originó tensiones en el seno de la formación, al tratarse de un candidato recién llegado al partido y a la política, que había mantenido agrias polémicas con veteranos republicanos como McCain o sus rivales en esas primarias Jeb Bush y Marco Rubio y que por su estilo de vida rompía con las condiciones que se solían atribuir a un candidato republicano.
Frum apuntaba también varios datos elocuentes: «El Partido Republicano está cada vez más aislado de la América moderna.
Sólo en una de ellas el candidato republicano consiguió la mayoría del voto popular, y por un miserable 50,73 por ciento.
[80] En las elecciones presidenciales de 2020, Donald Trump buscó la reelección, pero el candidato demócrata Joe Biden prevaleció.