Este gobierno solo consideraba como «iguales» a los ciudadanos de la polis, ya que mantenía un régimen esclavista.
En la ciudad de Platón todo era común y solo se aplica a las clases rectoras, rechazado el régimen democrático.
[2][8] El comunismo como tradición política e ideológica surge a partir del siglo XVIII impulsado por las fuertes contradicciones sociales en Europa.
Durante el gobierno del Directorio (1795-1799) en la Francia revolucionaria François-Noël Babeuf lleva a cabo la Conjuration des Égaux (Conspiración de los iguales), la primera acción revolucionaria llevada a cabo en nombre de una ideología comunista.
En ambas formas el comunismo se conoce ya como reintegración o vuelta a sí del hombre, como superación del extrañamiento de si del hombre, pero como no ha captado todavía la esencia positiva de la propiedad privada, y menos aún ha comprendido la naturaleza humana de la necesidad, está aún prisionero e infectado por ella.
[13] Poco después en 1917, Vladímir Lenin en su obra El Estado y la revolución utilizó la palabra «socialismo» para referirse a la primera etapa en la consecución de la sociedad sin clases o «comunismo», caracterizada por la organización colectiva de la producción y la distribución en tanto que el consumo seguiría siendo particular.
Este nombre, sin embargo, no alude a la unión de ambas ideologías, sino que es un vocablo específico creado para describir la línea que Stalin implantó en el PCUS y la Comintern y sus partidos, así como en la mayoría de Estados bajo la órbita soviética, gobernados estos.
Se produjo entonces una segunda ruptura entre los partidos comunistas prosoviéticos (en principio marxistas-leninistas, pero no estalinistas) y los partidos comunistas que siguieron o bien la ortodoxia de Stalin, autodenominada marxismo-leninismo y por sus críticos estalinismo, o bien la de Mao, luego denominada marxismo-leninismo-maoísmo.
A su vez el aparato estatal es utilizado para promover en la sociedad civil sus objetivos de transformación social y cultural hacia una economía planificada.
[109] La crítica marxista y socialista al leninismo considera, en cambio, que Marx utilizaba indistintamente los términos socialismo y comunismo para referirse a ambas fases, que la primera fase excluye la dictadura del proletariado, y que la dictadura del proletariado no puede ser el medio de organización de la economía socialista o comunista: el Estado en tanto órgano de represión política no puede controlar los medios de producción si la burguesía ya fue enteramente expropiada, puesto que dicho dominio implicaría que puede existir un Estado sin clases sociales,[110] que la dictadura se ejerce políticamente sobre la oposición obrera, y que incluso se utiliza la dictadura (como violencia política y hasta unipersonal) no solo para la representación sino hasta para la organización interna castrense de la clase proletaria,[111] entendiéndose al socialismo como un colectivismo de Estado organizado autoritariamente y hasta dictatorialmente por una jefatura.
A diferencia de lo concebido por Marx y Engels, bajo esta doctrina la primera fase del comunismo, que es la más fácilmente alcanzable, es considerada «socialismo».
Los territorios más importantes en ser incorporados por el movimiento comunista marxista-leninista fueron: primero, los que correspondían a las repúblicas que serían asimiladas al nuevo Estado de la Unión Soviética bajo el control de un mismo partido comunista, entre los que se encontraban Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Estonia, Letonia, Lituania, Moldavia, Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán.
A estos se agregaron los países alineados o satélites de la Unión Soviética en Europa del Este, América Latina y Asia, cuyos estados serían gobernados por partidos únicos propios (comunistas o no) basados en el socialismo soviético: Mongolia, Bulgaria, Yugoslavia, Hungría, Checoslovaquia, Polonia, Albania, Alemania Oriental, Rumanía, Cuba, Vietnam del Norte (luego Vietnam), Corea del Norte, Yemen del Sur, Camboya (bajo el dominio de Vietnam), China, Laos, Yemen, Etiopía, Angola, Somalía, Congo-Brazzaville, Mozambique, Guinea-Bisáu, Benín, Argelia, Birmania, Nicaragua, Granada y Afganistán entre otros.
[140] Solo en todos estos breves episodios se alcanzó lo que Lenin había denominado como socialismo (organización de la producción como «una sola fábrica» más distribución por función), y en algunos casos se llegó inclusive al comunismo en el sentido que Lenin aceptaba del término (ídem más distribución por necesidad), pero finalmente se regresaría en una u otra forma al socialismo en el sentido soviético posbolchevique (estalinista o posestalinista) que es hoy su denominación usual.
En gran parte estos debates y desarrollos de estrategias consiguientes han estado ligados a personas influyentes dentro del movimiento comunista internacional.
En ocasiones el debate ha estado más caracterizado por alineamientos personales con los principales teóricos, que por verdaderas e irreconciliables posturas ideológicas.
No hay un acuerdo entre historiadores sobre si Stalin realmente siguió los principios de Marx y Lenin.
El eurocomunismo adoptada por algunas organizaciones comunistas de Europa occidental a partir de los años 1970 y que se caracterizó por su rechazo al modelo desarrollado en la Unión Soviética, una mayor proximidad hacia la clase media social surgida del capitalismo y la aceptación del modelo parlamentario pluripartidista.
La Tercera Internacional rompió definitivamente con los grupos socialdemócratas y siguió las directrices marcadas por el Partido Comunista de la Unión Soviética.
Finalizada la guerra, en 1947, sería fundada una organización para el intercambio de información y experiencias entre los partidos comunistas denominada la Kominform, considerada la sucesora del Komintern.
La primera revolución que seguía los postulados marxistas no se produjo en un país central, sino en el Imperio ruso, en octubre de 1917.
[152] Antiguos colaboradores de Trotski como Daniel Bell, Sidney Hook, James Burnham e Irving Kristol (conocidos como los «New York Intellectuals») trabajarían conjunto a las agencias de seguridad estadounidenses y formarían las bases del movimiento neoconservador en Estados Unidos.
La segunda gran crisis la provocó el enfrentamiento de la Unión Soviética y China en lo referente a la política internacional.
En los años 70 del siglo XX, el comunismo prochino viró hacia extrañas alianzas, según fuera la relación de cada gobierno con Pekín.
La República Popular China, surgida tras la victoria, en 1949, de la dirección militar del Partido Comunista Chino, liderado por Mao Tse Tung y apoyado por un numeroso ejército, una revolución campesina en el medio agrario, y una revuelta estudiantil en la ciudad, siguió adelante el proceso, en medio de crecientes contradicciones, hasta que comenzó a aceptar formas económicas mixtas desde finales de los años 70, con Deng Xiaoping, sin cambiar el sistema político de partido único, y aún ejerciendo un fuerte control político y policial estatal.
Muchos simpatizantes del marxismo en las décadas anteriores, apoyaron movimientos socialdemócratas en Europa y América latina.
Caída esta, Cuba permaneció como un solitario baluarte del comunismo en América, aunque aceptando la participación de capitales privados extranjeros en su débil economía, centrada en el turismo.
Una mezcla de comunismo en el discurso político teórico y capitalismo, en la práctica cada vez más amplios sectores económicos.
Se ha centrado en las características propias de Rusia, y en consecuencia ha combinado el comunismo con un fuerte patriotismo en sus planteamientos.
En este sentido las críticas hacia el comunismo vendrán dadas por una gran parte del espectro político, desde la derecha hasta la izquierda.