Fue sometida a un extenso proceso de revisión que terminó en 1889, lo cual fue una práctica común en la producción sinfónica del maestro austríaco.
Cuando Deryck Cooke describió "su intolerable estado actual de complejidad", se conocían seis versiones, todas ellas terminadas entre 1873 y 1889.
El sobrenombre Sinfonía Wagner le viene por la dedicatoria de esta pieza al célebre genio alemán.
[6] La leyenda cuenta que durante la visita ambos maestros bebieron tanta cerveza juntos, que al volver a casa, Bruckner no podía recordar cuál había sido la partitura elegida y envió una nota a Wagner preguntando "¿La sinfonía en re menor, donde la trompeta empieza la melodía?"
En la dedicatoria Bruckner se refirió a Wagner como "al mundialmente famoso e inalcanzable noble maestro de la poesía y la música".
En septiembre de 1873 un primer borrador fue presentado a Wagner en Bayreuth, cuando el Finale aún no había sido orquestado.
Los cambios aplicados "añaden un gran interés rítmico y complejidad a la pieza, especialmente en el primer movimiento.
No hay simplificaciones ni cambios en la duración; en cambio, en ciertos pasajes cruciales, las partes de metal se rompen en una textura canónica muy detallada que hace que la música resplandezca y vibre con una intensidad luminosa presente en ninguna otra versión", conforme a las notas al programa de su primera interpretación.
Tras terminar esta versión, Bruckner consideraba que su revisión estaba completa y mandó copiar las partes orquestales probablemente en diciembre de 1876.
[10][11] Ediciones: Aunque Bruckner había considerado definitiva la versión anterior, emprendió una nueva revisión.
Los retoques más significativos están en el Finale; para lo cual se basó en una versión de Schalk.
[15] La primera edición de la pieza fue llevada a cabo en 1879 por el editor Theodore Rättig.
[16] La partitura está escrita para una orquesta formada por:[16] La sinfonía consta de cuatro movimientos que presentan tres versiones.
En todas sus versiones se mantiene la estructura en cuatro movimientos típica de Bruckner.
La exposición cuenta con tres grupos temáticos, como es habitual en Bruckner, y finaliza con una cita de su propia Misa en re menor.
El segundo movimiento, Adagio, está en mi bemol mayor y en compás de 4/4.
El Scherzo presenta un carácter irrefrenable y precipitado, dotado de una formidable potencia.
La polca simboliza las alegrías de la vida, mientras que el coral representa su dolor y tristeza.
El público vienés, en principio poco afín a su obra, fue abandonando la sala según transcurría la interpretación.
Cuando Bruckner presentó inicialmente la partitura a Otto Dessoff, el desconcertado director replicó: "¿pero dónde está la melodía principal?"
[3] La obra ha sido calificada como "difícil" y hay quien la considera la consagración artística de Bruckner.