Literatura en danés

Debido a que fueron fijadas por escrito medio milenio más tarde y, por lo tanto, sufrieron un largo proceso de transmisión oral que debió producir importantes cambios en el contenido, la cuestión de si el origen es danés o nórdico ya nunca podrá ser decidido con seguridad.

Estos textos no tuvieron mayor influencia sobre el desarrollo de la literatura o la vida intelectual danesa.

Clave en la influencia del alemán fue Federico I de Dinamarca (1523-33), en cuya corte era lengua oficial y que invitó a eruditos alemanes a visitar Dinamarca, por lo que el danés se perdió casi totalmente en los estamentos más altos.

Pedersen, que había estudiado en París, se implicó en la defensa de la lengua danesa como canciller del arzobispo Johan Vese.

Sin modelos locales en los que basarse y perseguido por las burlas del «público culto», en pocos años consiguió establecer un teatro danés independiente.

Sobre todo se burla con genio de la adicción a hablar otras lenguas e imitar costumbres extranjeras.

La época que siguió a la muerte de Wessel hasta principios del siglo XIX, prácticamente no produjo obras memorables.

A los 19 años Malte-Brun ya editaba un periódico, Vækkeren, en el que defendía los principios de la Revolución Francesa.

Influenciada por el estudio de Baggesen sobre Immanuel Kant y Johann Gottlieb Fichte, los escritos del filósofo noruego Heinrich Steffens (1773-1845) sobre Friedrich Wilhelm Joseph Schelling, y en parte también por la estricta censura introducida en 1799, nuevos ideas llegaron desde el sur a la literatura.

Pero, aparte de esta aspiración que naturalmente solo podían perseguir las clases más altas, también entre el pueblo se extendía una nueva mentalidad.

Quien mejor expresó este ambiente, y que por lo tanto se convirtió en la cabeza de la nueva escuela, fue Adam Oehlenschläger (1779-1850).

En el teatro consiguió sus mayores éxitos, así con Hakon Jarl (1807), Baldur hin Gode (1807), Palnatoke (1807) y Axel og Valborg (1808).

Hasta la década de 1970, Oehlenschläger fue considerado en Dinamarca como el mejor autor que haya dado la literatura escandinava.

Su principal rival fue Nikolai Frederik Severin Grundtvig (1783-1872), que escribió una gran obra épica inspirado en las sagas nórdicas, Optrin af Kæmpelivets Undergang i Norden (1808), pero a pesar de ello no consiguió mucho éxito como poeta y escritor.

Otro poeta similar e igualmente con talento fue Adolph Wilhelm Schack von Staffeldt (1769-1826), que a pesar de la profundidad de su pensamiento y su gran fantasía pasó desapercibido, siendo descubierto mucho más tarde por el crítico literario Georg Brandes (1842-1927), que reconoció su valía.

Influenciado por Blicher y por Ingemann en un 50%, «Etlar Carit», seudónimo de Carl Brosbøll (nacido en 1820), representa hoy en día todavía la llamada «escuela vieja».

También es conocido como dramaturgo por su romántico Kong René’s Datter y diferentes otras obras de calibre ligero.

Todos estos autores se quedan pequeños ante la estatura de Hans Christian Andersen (1805-1875), que en sus mundialmente famosos cuentos consigue instilar poesía en los sucesos y fenómenos más insignificantes.

Más rico en ideas y profundo, pero precisamente por ello menos accesible al público que Andersen, fue Frederik Paludan-Müller (1809-1876).

También destaca como dramaturgo; así, por ejemplo, su drama Dante posee una fuerza dramática y un conocimiento del escenario como pocos escritores daneses han conseguido.

También su Ambrosius posee muchos momentos hermosos, aunque el sentimentalismo del héroe pueda resultar algo desagradable.

Inicialmente era zoólogo, pero tras problemas con sus ojos, que perdieron visión, abandonó ese trabajo y se dedicó a la literatura.

A través de estas revistas, que editaba con mucho ingenio, tuvo una enorme influencia sobre el pensamiento contemporáneo.

Más tarde se redujo exclusivamente a su producción literaria y escribió una serie de novelas e historias cortas, así como una obra en dos tomos titulada Livs-Erindringer og Resultater.

Sin embargo, debe ser considerado el principal representante de la escuela naturalista en Dinamarca, ya que su escasa producción sigue siendo única en su género.

Otro autor con talento fue Herman Bang (1857-1912), pero su excéntrica personalidad parece haber evitado la necesaria profundidad en sus obras.

Entre sus obras más populares esta su novela autobiográfica Barndommens Gade (1943) y sus brutalmente honestas memorias Det tidlige forår (1976).

[9]​ Klaus Rifbjerg (nacido en 1931) ha publicado más de 100 novelas, así como poesía, historias cortas y guiones para la televisión.

[10]​ Dan Turèll (1946–1993) fue un escritor extremadamente prolífico, que posiblemente sea recordado sobre todo por sus doce historias de detectives, la primera de las cuales, Mord i mørket («Asesinato en la oscuridad») fue publicado en 1981; la última, Mord i San Francisco («Asesinato en San Francisco»), en 1990.

Su primer libro, publicado en 1984, fue seguido por otros ocho, que inmediatamente se hicieron populares en Dinamarca y posteriormente en el extranjero.

Retrato de Hans Christian Andersen en 1836. Andersen es sin duda el autor más conocido de la literatura danesa.
Texto del manuscrito Codex Holmiensis , que contiene las leyes de Jutlandia ( Jyske Lov ).
Leonora Christina Ulfeldt de Schleswig-Holstein.
Ludvig Holberg (1684-1754).
Johannes Ewald (1743-1781).
Adam Oehlenschlaeger (1825)
Georges Brandes, cuadro de 1900 de Peder Severin Krøyer .
Casa de Karen Blixen cerca de Nairobi , actualmente un museo.