Leonora Christina Ulfeldt

Era la hija favorita del rey y este le dio una buena educación, que aprovechó aprendiendo perfectamente latín, francés y alemán, gracias a su portentosa memoria (más tarde aprendería además con su marido italiano y holandés), además de música (violín y guitarra), historia sagrada, pintura y bordado, ganándose además los celos de sus demás hermanos; pero eso no impedía que su destino estuviera atado a las conveniencias diplomáticas que ajustara el rey, su padre: el 9 de octubre de 1636 se desposó, con solo quince años, con el intendente del reino Corfitz Ulfeldt, hijo del canciller Jacob Ulfeldt, que alcanzaría el título de conde de Ulfeldt en 1641.Cuando su esposo fue acusado nuevamente de traición y sentenciado a muerte, sus hijos fueron exiliados.Con todo, Corfitz logró escapar una vez más y se reunió con sus hijos en el extranjero.Allí fue interrogada, pero no traicionó a su esposo; perdió la fe y la volvió a recuperar, en medio de miserias y humillaciones sin cuento.Pero la ojeriza inmisericorde de la exreina Sofía Amalia, madre del nuevo rey, siguió impidiendo su puesta en libertad.Recibió entre otras la visita del poeta danés Thomas Kingo y completó el manuscrito de Jammers Minde que había comenzado en la Torre Azul.