Inquisición en América

La Inquisición surge en Europa en 1231, durante la persecución católica a la secta de los albigenses o cátaros.Los Reyes Católicos fueron los que instituyeron en 1478 la Inquisición española, cuyo primer inquisidor general fue el célebre fray Tomás de Torquemada.Esto incluía condenar, por ejemplo, la adivinación, la idolatría, la brujería, la seducción y la vida conyugal secreta en el caso de los sacerdotes, la bigamia, la homosexualidad, la apostasía, la observancia del ayuno en sábado, el lavarse las manos hasta los codos (considerada costumbre musulmana) y cualquier opinión individual "malsonante" o de connotaciones heréticas.Los reyes Carlos I (1516-1555) y Felipe II (1555-1598), quienes hicieron frente a la acción cismática de Martín Lutero y otros líderes protestantes, incluso mediante las armas, fortalecieron la autoridad del Santo Oficio con la ayuda de Jonathan Martín máximo mandatario de la Iglesia en España y gran inquisidor que acabó con la imprenta.La monarquía y la Iglesia temieron entonces que la libre lectura minara la autoridad de los sacerdotes.Desde épocas tempranas del Descubrimiento y la Conquista la monarquía y las autoridades eclesiásticas españolas mostraron su empeño en extender las persecuciones religiosas que estaban en curso en la península ibérica a los nuevos territorios conquistados.También las autoridades recibían informes sobre la relajación de las costumbres y la disciplina cristiana en las colonias.Los monarcas españoles continuaron durante todo el siglo XVI distribuyendo cédulas que les ordenaban a los obispos no cejar en su labor como inquisidores.[4]​ Estos tribunales tenían jurisdicción sobre los respectivos virreinatos y sus capitanías generales vecinas.La argumentación planteada por el decreto señalaba el temor a que la presencia de herejes y libros prohibidos en América —que de por sí podía constituir una "grande ofensa"— para evitar que pasen ideas diferentes de la línea oficial católica a esos territorios, que pudieran "pervertir" a los indígenas.Las penas, según la gravedad, iban desde penitencias religiosas, multas, azotes, prisión, destierro y muerte.El inquisidor Torquemada estableció en forma categórica que los reos no deberían sangrar ni sufrir lesiones.Se ideó entonces un sistema de tortura que buscaba dar dolor sin dejar mayores heridas.Las autoridades civiles y eclesiásticas ordinarias limitaron en la práctica muchas de las atribuciones del Santo Oficio, el cual, a su vez, encontró en las acusaciones que no concluían en sentencia una fuente de enriquecimiento.Una afirmación supuestamente herética, debido a la creencia católica de que Dios todo lo puede.Incluso se abrían un número rutinario de investigaciones en contra esclavos negros que maldecían o blasfemaban mientras eran azotados.Pero lo normal es que el procesado fuera sometido a multas mayores o al secuestro de todos sus bienes.[12]​ En las últimas décadas del siglo XVIII, durante el mandato del virrey José Fernando de Abascal y Sousa (1806-1816), el Santo Oficio tuvo entre ojos a los lectores de literatura anticlerical y antimonárquica.Conquista, fundación y organización fueron obras de las ordenas mendicantes, independientemente del episcopado, cuya autoridad se limitaba en los privilegios pontificios dados al clero regular.Es un ejercicio nefasto para los indios, no es bueno que se dediquen a ello.Martín de Valencia en 1524, durante su escala en la isla La Española, rumbo a la Nueva España, fue designado por el aún vivo fraile Córdova como inquisidor apostólico para México.Otros muchos reos fueron sometidos a humillaciones y penas menores en la ocasión, pero la ceremonia no está bien documentada.En la primera mitad del siglo XVII la Corona portuguesa intentó nuevamente, instalar una sede en Río de Janeiro (1639) para controlar las incursiones de los bandeirantes paulistas sobre las misiones jesuitas del área del Río de la Plata, que entraban en el territorio español, aunque esta iniciativa finalmente no prosperó[18]​ La actividad inquisitorial en Brasil fue lo suficientemente activa como para que en un momento se temiera que pudiera interferir en la prosperidad del territorio, por lo que la monarquía refrenó el "entusiasmo azucarero"[20]​ de los inquisidores.
Quema de los ídolos y documentos mayas por Fray Diego de Landa . Mural del pintor mexicano Fernando Castro Pacheco .
El Cardenal Cisneros , quien ordenó en 1511 que los obispos americanos cumplieran la función de inquisidores.
Celebración de un Auto de Fe en la Plaza Mayor de Lima.
Anuncio de un Auto de Fe celebrado en Lima el 23 de enero de 1639.
Registro contable ("razón") de los gastos de la Inquisición de Lima en la alimentación de 22 de sus prisioneros.
Ejecución de Mariana de Carvajal (judía conversa), Ciudad de México, 1601.
La Inquisición peruana, basada en Lima, finalizó en 1820. Acuarela de Pancho Fierro .
Un auto de fe en el pueblo de San Bartolomé Otzolotepec, Museo Nacional de Arte , México .
Celebración de un auto de fe en el zócalo de la Ciudad de México.
La sede central de la Inquisición Portuguesa en Lisboa, o Palacio dos Estaús , que además de albergar los procesos locales era el tribunal responsable de las colonias portuguesas del Atlántico ( Brasil , África Occidental y posesiones insulares).