Auto de fe de Maní

[1]​ Diego de Landa llegó a Yucatán en 1549, donde ocupó el puesto de ayudante del guardián provincial en Izamal.

De hecho, Landa sabía que a pesar de las campañas de cristianización emprendidas en la península, los indígenas seguían rindiendo culto a sus antiguas divinidades.

Al establecer el tribunal en Maní, Landa comenzó a interrogar a los indígenas y a incautar sus objetos religiosos, lo que incluía no sólo imágenes sino los códices.

[1]​ Antes del establecimiento del tribunal, en Maní se había tenido noticia de la crucifixión de un niño por parte de los indígenas, lo que de acuerdo con algunos especialistas es resultado del sincretismo religioso propio de las sociedades recién cristianizadas.

De esa forma las autoridades indígenas mantenían el control de la tierra y la ciudad, lo que no era visto con buenos ojos por Francisco de Montejo y otros españoles, que también se oponían a la protección de los franciscanos hacia los indígenas.